Muchos estudios y teorías abordan las causas que determinan un divorcio pero siempre se olvidan de estudiar las consecuencias. Un estudio de la Universidad de Valencia (UV) demuestra —según sus resultados— que las personas que no viven en pareja, tienen peores niveles de salud y más posibilidades de sufrir ansiedad o depresión crónica que aquellas personas que estén casadas o convivan con otra persona.
Este estudio encuentra su base en la Encuesta Europea de Salud 2009-2010 y se centra en personas de 25 a 64 años. Entre sus resultados destaca que el género es un factor diferenciador de estado de salud entre personas separadas o divorciadas.
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Las mujeres sin pareja «muestran una peor salud que los hombres con el mismo estado civil y una mayor probabilidad de sufrir ansiedad y depresión crónica» señala Carles Simó-Nogueras, miembro del equipo de investigación. Del mismo modo, los hombres separados están más predispuestos a sufrir depresión crónica que el resto de hombres.
«La clave no está en el estado civil por él mismo, sino que la encontramos en la interacción entre el estado civil y la situación de convivencia» aclara Simó-Nogueras. Por lo que después de una ruptura o incluso un divorcio, la clave para un estado anímico y de salud sean óptimos es la convivencia —ya sea en pareja o con otra persona—.
Así, este estudio concluye que la vida diaria sin compañía incrementa la posibilidad de empeoramiento de una patología y, además, refuerza los resultados de investigaciones anteriores que remarcaban el efecto protector de vivir en pareja —porque esto, ayuda a la integración en la comunidad y reduce el aislamiento social—.
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