Durante el parto existe una rutina médica esencial para la vida del recién nacido. No se sorprenda cuando el equipo de especialistas que la acompañan en la sala de parto, retira a su pequeño para revisarlo, asearlo y realizarle una serie de cuidados básicos, entre ellos colocarle una inyección. ¿De qué se trata? ¿Tienen que pincharlo justo cuando llega al mundo?
Así es. Luego de diversos estudios se determinó que es necesario, como medida preventiva, administrar una dosis de vitamina K a los recién nacidos, que puede evitar una condición denominada ‘enfermedad hemorrágica del recién nacido’, o ‘hemorragia por deficiencia de vitamina K’, que si bien no es común, si puede llegar a ser muy grave.
La vitamina K, cumple una función fundamental en la formación de los coágulos sanguíneos. Sin embargo, los recién nacidos carecen de ella ya que ésta no se moviliza fácilmente a través de la placenta de la madre al bebé, lo que hace que el pequeño no pueda almacenarla, haciendo entonces que sea necesario aplicarla al momento del nacimiento, vía intramuscular. Durante la primera semana de vida, los niveles de la vitamina comienzan a corregirse regresando a estándares adecuados.
Según el neonatólogo Harold Laurens, “su aplicación es indispensable, teniendo en cuenta que su ausencia puede causar que el recién nacido sangre con facilidad por el muñón umbilical, la nariz o la boca, o bien que padezca hemorragias internas graves”.
DesdeLaPlaza.com/Semana/AMH