El sonido de la vibración. De una a tres agujas perforando tu piel a toda velocidad. La incertidumbre de no saber si estás haciendo lo correcto con tu cuerpo e incluso el peligro constante de contraer una infección. Todos los miedos del mundo vienen a ti en cuanto por fin logras concretar una cita para tu primer tatuaje, quizá esa no sea la tarea más difícil del mundo; sin embargo, en cuanto te das cuenta de que a tu nombre le sigue una hora y una fecha, comienzas a pensar en todas las posibilidades que ofrece tu piel para convertirse en el próximo lienzo de un artista que hace unas semanas no era más que una sombra entre la multitud.
También te enfrentas a la presión constante de la sociedad que te prácticamente te exige llevar un cuerpo impecable, ¿a favor de qué? Nada importante en realidad, sólo sus buenas costumbres y el prejuicio que durante años les ha conferido cierta superioridad frente a quienes decidieron llenar de tinta su piel.
Suena a que son muchos problemas para un diseño que en realidad podría parecer diminuto. ¿No? No importa si es malo o bueno, siempre habrá un tatuador que trate de convencerte de que hacerte un tatuaje será la mejor decisión que puedes tomar en tu vida. Pero siendo sinceros, un verdadero artista del tattoo te hará dudar, pues está consciente de que es una marca que vas a llevar por el resto de tus días.
Por otro lado, los tatuadores te harán tantas recomendaciones como sean posibles a modo de que termines convencido de que es ese tatuaje justo lo que quieres llevar en tu piel.
Algunos, comienzan sus recomendaciones con un definitivo (conoce a tu tatuador) y es que en realidad no hay recomendación más importante que ésta. Toma en cuenta que entre el artista y tú debe haber un pacto tanto de confianza casi inquebrantable.
Una vez que hayas revisado su workbook y te hayas convencido con el trabajo del artista entonces ambos pueden comenzar con el tamaño y la ubicación de tatuaje. A veces algunas páginas de Internet tratan de convencerte de que es buena idea tatuarte ciertas zonas donde la piel es demasiado sensible y el resultado podría ser más un problema que un verdadero placer. En ese sentido, es preciso que escuches las recomendaciones del tatuador quien, al final terminará por cubrir tus necesidades en la medida de lo posible, está ahí para orientarte.
¿Pero cómo se define el buen gusto de cada artista? Al igual que en la pintura o la fotografía, todo se define en la selección de los colores que darán vida a una obra. Finalmente poco importa si el trabajo de líneas es impecable si todo ello queda dañado por un pésimo coloreado que, además de arruinar el tattoo, transfiere un aspecto desastroso a la piel, misma que desde un principio el artista se comprometió a cuidar y embellecer a como diera lugar.
Quizá la recomendación más importante que alguien pueda darte es disfrutar de todo el proceso; desde el momento en el que te comunicas por primera vez con el artista, hasta que el último residuo de vaselina es retirado de tu piel. Cada parte es un instante que debes valorar para que la experiencia sea única desde el primer momento.
DesdeLaPlaza.com/Agencias/AC