El cine porno ha puesto de moda el squirting, esas ‘fuentes de amor’ (como las llaman los franceses, que siempre tienen un término elegante y apañado para estas cosas) que expertas actrices expelen sin despeinarse. Y ello ha despertado tanto una curiosidad científica como una sexual. Por una parte se quiere saber qué es lo que eyaculan las mujeres, ese enigmático líquido y, por otra, muchas anhelan probar la legendaria experiencia.
¿Qué es?
En cuanto a la primera cuestión, la científica, nadie se pone de acuerdo. El gran debate es si se trata de orina o no. En algunos estudios, como el realizado en el Hospital Parly de Le Chesnay (Francia) se llegó a la conclusión de que la famosa eyaculación contenía algunos elementos similares a la orina, pero otros que nada tenían que ver. El gran enigma es cómo se consigue que las glándulas de skeene (parecidas a la próstata masculina) acaben expulsando ese enigmático líquido, que tiene elementos similares a la eyaculación masculina.
¿Cómo sale?
Esos chorros que hábilmente dirigen las actrices más carnales parece, como mínimo, sospechoso y algunos casos podría tratarse de orina. Aunque un gran trabajo de la musculatura vaginal podría permitir tal proeza, en las ciudadanas de a pie lo más habitual es que salga un fluido abundante sin tantas filigranas. De hecho, en el pasado, muchas mujeres que tenían esta capacidad se han sentido avergonzadas precisamente porque parecía que aquel líquido fuera pis. Pero su olor nada tiene que ver.
¿Qué sensación procura?
Ese es el otro caballo de batalla: ¿es un orgasmo? La respuesta es que no. La sensación es placentera, de desahogo, excitante… pero no es el clímax. Sin embargo, hay veces en las que pueden producirse ambas cosas: eyaculación y orgasmo. O una puede desencadenar en la otra. Y, bueno, pues ¡a celebrarlo!
¿Dónde se produce?
Para lograr la eyaculación femenina, lo primero sería localizar el punto dónde se produce y estimularlo. La cartografía sexual nos llevaría a la parte anterior de la vagina. La mujer debería ser consciente de esa zona y de las sensaciones placenteras que le produce, pero sin obsesionarse, dejándose llevar por el placer.
¿Cómo se puede lograr?
En la mayoría de las mujeres, los movimientos que les conducen a la eyaculación deben ser rítmicos y continuados. Y es muy importante que cuando sientan que están a punto de sacar el líquido, no se contraigan por miedo, sino al revés, que ‘empujen’ hacia fuera para conseguirlo. También hay otro tipo de estimulación, que se puede llevar a cabo analmente, haciendo ese movimiento en la pared que toca la vagina.
¿Hay algún secreto más?
Siempre será más fácil si la mujer está excitada. Eso no es un experimento científico. Se trata de pasárselo bien y de no obsesionarse. Si no ocurre, pues lo importante es disfrutar y experimentar.
¿Se puede llegar a controlar?
Con una musculatura vaginal bien tonificada es más fácil conseguirla y poder provocarla a gusto de la consumidora. De todas formas, no es lo más habitual. En la mayoría de ocasiones simplemente ocurre por una mezcla de factores. Lo que sí es cierto es que cuando ya ha acontecido varias veces es más fácil que vuelva a suceder.
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