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"Me sentía desesperado. No hallaba qué hacer, por eso se me cruzó por la mente la idea de matarme"

La depresión no diagnosticada aumenta el riesgo de suicidio entre los hombres, advierten los expertos

«Me sentía desesperado. No hallaba qué hacer, por eso se me cruzó por la mente la idea de matarme», pero Antonio Gómez, de 48 años, no se limitó a pensarlo. Su matrimonio hacía aguas y la precaria economía familiar era cada vez más asfixiante, así que un día decidió terminar con aquel infierno.

Su caso no lo reflejan las estadísticas, ya que ninguno de sus tres intentos terminó en suicidio. Ni la vez que tomó veneno, ni la que se puso un arma en la cabeza, ni siquiera la última, que lo llevó al hospital.

«Pensé que era lo mejor», recuerda hoy. Pero de haberlo logrado, se hubiera sumado a los 804.000 suicidios que registró la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2012. Y aunque en la estadística global apenas se percibiría, hubiera aumentado la diferencia entre la tasa masculina y la femenina.

Ese mismo año ocho de cada 100.000 mujeres decidieron quitarse la vida, pero la tasa de hombres que llegaron a hacerlo fue casi el doble: 15 por cada 100.000 habitantes.

«El suicidio es un fenómeno masculino», asegura a BBC Mundo la doctora en psiquiatría Anne Maria Möller-Leimkühler.

La tasa de suicidio masculina es el doble de la femenina, según los datos de la OMS

«El suicidio masculino es la principal causa de muerte de entre 20 y 45 años, y es tres veces más frecuente que los accidentes de tráfico».

De acuerdo al informe La prevención del suicidio. Un imperativo global, publicado por la OMS en 2014, el desequilibrio de sexos se da en todas las regiones salvo en el Pacífico Sur. Y el fenómeno abarca las regiones de renta alta, media o baja, aunque en los países más ricos la brecha entre géneros es mayor.

Pero la tasa de suicidio en que la diferencia entre hombres y mujeres suele ser más frecuente es en América y Europa. En Europa se suicidan 4,9 mujeres de cada 100.000 habitantes y 20 hombres, más del cuádruple. Y en América lo hacen 2,7 mujeres y 9,8 hombres.

«Pero las tasas de suicidio no son del todo fiables. No todos los casos se reportan, y no todos los suicidios se registran como se debería»,  explica Möller-Leimkühler, profesora del Departamento de Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich, Alemania.

La depresión no diagnosticada aumenta el riesgo de suicidio entre los hombres, advierten los expertos

«Por ejemplo, en los casos de ahogamiento o de sobredosis no es fácil saber si la muerte fue accidental o suicida«, señala. «Los expertos suelen estar de acuerdo en que las cifras de suicidio están subestimadas a nivel mundial», y según las consultas realizadas por BBC Mundo, los especialistas lo confirmaron.

Alexandra Fleischmann, del Centro de Coordinación para la Prevención del Suicidio de la OMS, aclaró que solo 60 países miembro de la organización tienen datos de calidad sobre mortalidad. «El resto son estimaciones».

La ideología del suicidio

Las razones para llegar a considerar el suicidio una opción son múltiples, señalan los expertos. «La edad más crítica es entre los 25 y 50», especifica John Murphy, el coordinador de Suicide, Harm, Awareness, Recovery and Empathy (Suicidio, daño, conciencia, recuperación y empatía, SHARE).

SHARE se creó en Escocia ante el alarmante alto número de suicidios masculinos, y ofrece a hombres que han intentado quitarse la vida o se ven tentados por múltiples opciones.

La predisposición, los traumas de la infancia y un desencadenante pueden llevar a pensar en el suicidio

«La ideología del suicidio —así llaman los expertos a las condiciones que hacen que el suicidio se vuelva una opción— incluye tendencias biológicas, la predisposición, los traumas previos y los desencadenantes, eventos que ocurren durante la edad adulta como la pérdida del trabajo, la ruptura de la relación sentimental o los problemas financieros», explica.

«Pero la principal causa del suicidio masculino suele ser la depresión, en muchas ocasiones no diagnosticada en los hombres», advierte por su parte la doctora en psiquiatría Möller-Leimkühler.  Y señala también otros factores de riesgo, en muchas ocasiones relacionados con la depresión, como el alcoholismo o problemas de salud mental.

Pero si hay una clave, esa es la ideología masculina tradicional, según la experta. «Ser el que trae el pan a casa sigue siendo esencial para la identidad masculina y para la autoestima (de los hombres), por lo tanto, no es de extrañar que en tiempos de crisis económica los suicidios masculinos estén relacionados con el desempleo«.

En tiempos de crisis económica muchos suicidios masculinos están relacionados con el desempleo

Y añade que las emociones como la tristeza, la ansiedad, la impotencia, la incertidumbre o la indecisión deben ser controladas y compensadas.

«La búsqueda de ayuda se ve como un indicador de la falta de masculinidad, así que muchos hombres se convencen de que tienen que resolver sus problemas por ellos mismos y no hablan de lo que sienten».

¿Con quién hablar?

Como consecuencia, dice la especialista, la depresión es poco diagnosticada entre hombres y eso hace más alto el riesgo de suicidio. «Sentirse fuera de control puede resultar en suicidio, considerando este como una manera de recuperar el control», asegura.

Murphy matiza: «Tiene más que ver con que los hombres no saben con quién hablar y con que no quieren ser una carga para nadie que con el hecho de que no quieran hablar».

La edad crítica es entre los 25 y los 50

Sin embargo, «es un fenómeno más complicado que todo esto», advierte. «Abarca todas las edades, géneros y estratos sociales». Y en eso hace hincapié la doctora Alexandra Fleischmann, del Centro de Coordinación para la Prevención del Suicidio de la OMS.

«Se da alrededor del mundo, entre ambos casos», dice, aunque reconoce que la tasa de hombres que se suicidan es tres veces mayor que el de las mujeres en Occidente, y 1,6 de países orientales. «Y sí, el que los hombres no piden ayuda y las mujeres sí es una hipótesis».

Antonio Gómez tampoco encontraba a nadie a quien contarle que ya no temía a la muerte. «Y es que ya no hay miedo a morir. Uno ya se siente solo en vida. Así que mejor no existir».

Lea el reportaje completo aquí.

DesdeLaPlaza.com/BBC/LDJ

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