Sólo se han realizado dos trasplantes de pene en el mundo. El primero en China en 2006 y el segundo en Sudáfrica en 2014.
El primero fracasó porque el paciente rechazó su nuevo órgano, obligando a revertir la cirugía. Pero el segundo, en cambio, resultó exitoso.
El paciente no sólo recuperó su capacidad sexual, sino que hace pocos meses se convirtió en padre, según reportaron sus cirujanos.
En un intento de emular ese caso, un equipo de la unidad de trasplantes del Hospital Universitario Johns Hopkins (JHU, por sus siglas en inglés), de Baltimore, EE.UU., tomó la decisión de desarrollar su propio programa de trasplantes de penes, aunque con un objetivo específico: ayudar a los soldados heridos en combate.
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El hombre al que le fue trasplantado el pene va a ser padre
Según los médicos del JHU, el Registro de Trauma del Departamento de Defensa de EE.UU. ha identificado a 1.367 miembros del ejército que entre 2001 y 2013 resultaron heridos con lo que se conoce como Trauma Genitourinario (GU).
El trauma o las lesiones GU son una pérdida parcial o total de testículos, pene y funciones urinarias, y en el caso de los veteranos, la mayoría es menor de 35 años.
Afganistán e Irak
Según los investigadores, las lesiones GU son una tendencia creciente entre el personal militar que participa en los conflictos afgano e iraquí.
El trauma GU es un asunto creciente dada la creciente exposición de los soldados a explosivos improvizados durante patrullajes a pie en zonas de combate.
Muchos de estos soldados fueron víctimas de bombas caseras, construidas con materiales improvisados, mientras patrullaban zonas de combate en Afganistán e Irak, países donde EE.UU. desplegó tropas sobre el terreno en 2001 y 2003, respectivamente.
«Aunque las lesiones GU no son nuevas, han sido reconocidas como ‘sello’ de combate, en gran parte por causa del reciente aumento de miembros del servicio de patrullas desmontadas –o patrullaje a pie en vez de en un vehículo-, más expuestos a explosiones», le explica a BBC Mundo Sherrie Wilcox, profesora adjunta en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad del Sur de California.
Según indica el estudio «Trauma Genitourinario en los militares», publicado en marzo de este año y liderado por Wilcox, se estima que el 12% de las heridas de guerra involucran algún tipo de lesión GU, 7% de las cuales afecta directamente la zona pélvica y los genitales.
60 trasplantes «experimentales»
El hospital universitario autorizó al equipo médico a realizar 60 cirugías, dentro de una fase exploratoria para medir el éxito o fracaso del procedimiento. El objetivo es desarrollar un programa consolidado de trasplantes de penes que beneficie directamente a los heridos en combate.
La primera cirugía podría realizarse antes de un año, incluso dentro de pocos meses.
Los principales conductos y nervios del pene del donante serán conectados con los del receptor mediante un procedimiento microscópico, que no incluirá los testículos.
«Ya tenemos un posible receptor y vamos adelantados en el proceso», le aseguró el doctor Richard Redett, del equipo de trasplantes del JHU al diario The New York Times, y afirmó que «muy pronto» el hombre será incluido en una lista de espera de trasplantes.
Según los médicos, el beneficiario desarrollará funciones urinarias, sensibilidad y eventualmente la habilidad de tener relaciones sexuales. Incluso podría, tal como ocurrió con el hombre en Sudáfrica, convertirse en padre.
La cirugía
Para poder desarrollar el procedimiento, los nervios y los vasos sanguíneos del receptor deben estar intactos, así como la uretra, el conducto por el que pasa la orina en su fase final del proceso urinario.
El candidato debe, además, estar preparado psicológicamente, ya que la operación puede ser exitosa o fracasar, e incluso tener que ser revertida.
El pene debe provenir de un donante joven, fallecido recientemente y debe contar con la aprobación de su familia.
El único trasplante de pene exitoso se realizó en Suáfrica a un hombre que había sufrido una circunsición defectuosa. El hombre recuperó sus funciones y tuvo un hijo en junio.
Al cuerpo del donante se le removerá el órgano, y sus principales conductos y nervios serán conectados con los del receptor, suturados mediante un procedimiento microscópico.
Los nervios del receptor deberán crecer dentro del pene trasplantado para garantizar el éxito.
Según el equipo del JHU, la sensibilidad dentro del órgano podría tomar entre seis y 12 meses en aparecer después de la cirugía.
El receptor podría convertirse eventualmente en padre y, de acuerdo con los médicos del JHU, procrear un hijo biológico suyo, ya que el trasplante sólo incluye el pene y no los testículos del donante, donde se produce el esperma con la información genética de los individuos.
Expectativas realistas
Los expertos recuerdan que tan sólo un trasplante ha tenido éxito y que, por eso, es importante asegurarse de que haya «expectativas realistas».
El trasplante de pene, al igual que cualquier otra cirugía mayor, conlleva riesgos como infecciones o sangrado durante el procedimiento.
El impacto de las lesiones GU sobre los pacientes no es sólo físico sino psicológico y sobre el entorno familiar.
Asimismo, los expertos dicen qye deben sopesarse los efectos secundarios que pueden derivar de tener que tomar medicamentos de por vida contra el rechazo del miembro trasplantado. Así como el impacto psicológico de la operación.
Los veteranos serán monitoreados durante cinco años y los científicos recolectarán pruebas para analizar si el trasplante puede ofrecerse de manera permanente.
Pene real vs. pene reconstruido
El trauma GU no sólo tiene consecuencias físicas en el individuo, sino también psicológicas y en el entorno familiar.
Hasta el momento una alternativa parcial de recuperación para lesionados GU es la reconstrucción de los genitales.
«Nuestra reciente investigación encontró que la imagen genital propia (similar a la imagen corporal, pero concentrada en los genitales) está asociada con el aumento de la ansiedad sexual y la reducción del funcionamiento sexual», le dice la investigadora Sherrie Wilcox a BBC Mundo.
«La exposición al trauma GU tiene el potencial de influir en la propia imagen genital y, por lo tanto, generar mucha ansiedad y problemas de desempeño sexual», explica.
Al preguntarle a la doctora Wilcox sobre las opciones con las que hasta ahora han contado las víctimas de lesiones GU, se refiere a las cirugías reconstructivas: «Estamos realizando operaciones muy similares hoy con la reconstrucción del pene para los miembros del servicio militar con lesiones GU».
Sherrie Wilcox ha trabajado más de 10 años investigando la función sexual e intimidad de militares lesionados en combate.
«Las cirugías reconstructivas a menudo consisten en muchas operaciones durante muchos años. Hay un alto costo físico y psicológico sobre el veterano, además de la funcionalidad y satisfacción limitadas».
«El uso de un pene real, frente a la reconstrucción de un pene lesionado, utilizando piel de otras partes del cuerpo, les permitirá a los veteranos lesionados experimentar mejores resultados, tanto físicos como psicológicos».
«¿Por qué invertir años y dólares en un intento de construir un nuevo pene, cuando puede haber el pene de un donante disponible?».
DesdeLaPlaza.com / BBC / JT