Lo típico. Estar posando en una foto y no salir tan bien como esperabas. Intentas repetirla hasta que salga bien. Sin embargo, hay gente que va un paso más allá y ni intentos ni nada. Lo que falla es su cara y por eso no salen bien en los selfies. Por eso, directamente se van a quirófano a someterse a alguna intervención quirúrgica que cambie por completo su rostro.
La situación es tal que muchos médicos culpan a los selfies del espectacular aumento de las operaciones de cirugía plástica en Estados Unidos. En el último año y medio han crecido cerca de un 25%, una cifra que mes a mes se va superando. Sam Rizk, cirujano estadounidense experto en rinoplastia, se sorprende por la cantidad de extrañas situaciones a las que se enfrenta habitualmente en su quirófano.
«Entran con sus iPhones y me enseñan fotos de lo mal que han salido en los selfies. Este tipo de fotos se está convirtiendo en una auténtica locura», asegura. Según explicaba a ‘Business Insider’ este tipo de imágenes «provoca una imagen distorsionada que no representa la apariencia real de una persona».
Y no es algo que sea simplemente una opinión de los médicos sino que está refrendado con datos. Y es que la Academia de Cirugía Plástica y Reconstructiva de Estados Unidos realizó el pasado mes de febrero un estudio en el que participaron 2.700 clínicas asociadas y en las que aseguraron que uno de cada tres centros habían aumentado las solicitudes de cirugía plástica por culpa de su imagen en selfies, publicadas activamente en redes sociales como Instagram o Twitter.
Concretamente se percibió un aumento de las rinoplastias respecto a 2012 en un 10%, el de los injertos capilares en un 7% y el de la cirugía de párpados en un 6%. Los que no se atreven a pasar por quirófano optan por otros métodos, como artistas especializados en maquillaje, una economía con cada vez más adeptos en Estados Unidos.
Desde la Plaza/Mujer Hoy/AMH