Todos conocemos a alguna persona que pese a tener un buen trabajo, una vida cómoda, amigos fieles y una familia envidiable no es feliz. Mientras, otra gente con mucho menos es capaz de desprender una vitalidad y felicidad digna de ser elogiada.
El ser feliz, o no, puede depender de muchos factores, pero al final los rasgos que diferencian a una persona que disfruta de su vida de otra que no lo hace, pueden ser muy pequeños.
Hoy en el Día internacional de la felicidad, la autora y profesora de la Universidad de California Sonja Lyubomirsky, nos señala ocho rasgos comunes que distinguen a la gente que es feliz:
1. Pasan gran cantidad de tiempo con su familia, seres queridos y amigos.
2. Se sienten bien y agradecidos por todo lo que tienen.
3. Suelen tener disposición a ayudar y echar una mano a la gente de su entorno.
4. Son optimistas al imaginar su futuro.
5. Saborean los placeres de la vida y la situación en la que se encuentran.
6. Suelen practicar deporte de forma constante.
7. Tienen principios sólidos y son perseverantes ante sus objetivos.
8. Ante los momentos complicados y situaciones de tensión tratan de mantener la calma y plantar cara a la dificultad.
Partiendo de estas premisas, el periodista Eric Barker en The Week establece una serie de pautas para que la felicidad pueda formar parte de los hábitos de cada uno:
1. Cada mañana di «ARG» No nos asustemos, ARG no es ningún extraño sonido gutural, son las siglas que corresponden a tres palabras: anticipación, recolección y gratitud. Estos tres hábitos nos harán disfrutar más de nuestra vida, ya que el anticiparse a algo bueno que va a ocurrir nos hará disfrutar de aquello que vamos a recolectar. Casi todos los días nos va a suceder algo positivo, tan solo tenemos que ser conscientes de ello y cuando esto suceda hemos de estar agradecidos.
2. Disfruta del café de la mañana Hay que saber apreciar esos pequeños momentos cada día. Levantarse y tener un ratito para uno mismo es algo que nos ayudará a disfrutar del día, o al menos a hacerlo más llevadero. Y no hay por qué preocuparse, si no te gusta el café también puedes disfrutar de cualquier otra cosa que si te satisfaga.
3. Suda para ser feliz Muchos estudios demuestran que para mejorar la felicidad de forma inmediata lo mejor es hacer deporte, socializar y, por supuesto, mantener relaciones sexuales. Estas actividades están ligadas de una u otra forma a la actividad física, por lo que es importante tener una vida activa para ser personas con una mayor satisfacción. No valen excusas como “no me gusta hacer deporte”. Existen numerosas formas de practicar ejercicio y no es necesario hacer grandes esfuerzos ni sufrir con la obsesión de lograr un cuerpo de ciencia ficción.
4. Ayuda cinco minutos Muchos estudios muestran que la gente que ayuda al resto vive más satisfecha consigo mismo. No cabe duda de que dejar a un lado toda la vida de uno y lanzarse a labores humanitarias es un detalle precioso, pero no todo el mundo está capacitado para ello o no puede por sus compromisos. Para esa gran mayoría de personas, un buen método es el que defiende Adam Rifkin y tan solo consiste en dedicar al menos cinco minutos para ayudar a otra persona, un gesto que puede parecer insignificante, para el otro va a significar algo especial.
5. La vida es un juego… Y el trabajo también. Tener objetivos facilita la felicidad. El reconocido neurocientífico de la Universidad de Wisconsin Richard Davidson considera que el trabajo duro y con objetivos permite ser más positivo y dejar a un lado emociones como el miedo y la depresión.
6. Gasta tiempo con tus amigos. En la filosofía siempre ha sido objeto de estudio el ser humano como animal social. No cabe la menor duda de que vivimos en sociedad y que tener relaciones con otros humanos está íntimamente ligado con la felicidad.
7. Busca un sentido en los momentos difíciles. En algún momento de nuestra vida va a ocurrirnos algo que sea especialmente duro y que no sepamos cómo actuar ante ello. Este hecho no es ajeno a nadie y solo puede actuarse de dos formas: hundirse o asumir la dificultad e intentar superarla.Las diferencias entre ellas son sustanciales y, obviamente, intentando tomar el segundo camino se conseguirá fortalecer alguna faceta. Aunque sea especialmente complicado, la mejor manera de encarar la adversidad es preguntarse qué puede sacarse de ella.
DesdeLaPlaza.com/El Confidencial/AMH