Una buena noticia llega para los amantes del queso, la tocineta y la mantequilla. Un nuevo estudio científico insiste en desmitificar los efectos dañinos en la salud cardiovascular de estos productos ricos en grasa saturada.
Después de realizar un largo y exhaustivo análisis con más de medio millón de personas, investigadores no consiguieron evidencias claves que demostraran que comer esta grasa, con tan mala fama, eleve los ataques al corazón y otros problemas cardíacos.
La investigación publicada en la revista «Annals of Internal Medicine», no es la primera que busca reivindicar a uno de los demonios de nuestra mesa, ésta se suma a un grupo de investigación en ascenso que está intentando cambiar la mala fama de las grasas saturadas.
Por años, los médicos han insistido en la importancia de evitar las grasas malas de la carne roja o derivados lácteos por otras más sanas como las que se consiguen en los frutos frescos, aceites vegetales o pescado, asegurando que éstas hacen daños al sistema cardiovascular. Sin embargo, esta nueva investigación no pudo demostrar que las personas que consumen más grasa saturada sean los más propensos a sufrir ataques del corazón que los que comen menos.
Esta conclusión llegó luego de analizar casi 80 estudios con más de 500.000 personas involucradas. No solo se observaba lo que comían sino también sus niveles de ácidos grasos en la sangre. Los investigadores si encontraron indicios peligrosos entre las llamadas grasas «trans», esas que se consiguen en la pastelería industrial, la comida rápida, platos precocinados como croquetas, empanadas, papas, esas que solo necesitan freírse para su consumo. Estas sí dañaban el corazón.
El epidemiólogo Rajiv Chowdhury, autor de este estudio, cree que las grasas saturadas no son el principal problema de nuestra dieta. Como ya han alegado otros cardiólogos, Chowdhury apunta directamente al exceso de harinas refinadas y a los azúcares, como los verdaderos demonios de nuestra dieta.
¿Entonces, se puede interpretar este estudio como una luz verde a la hora de consumir grasas naturales sin reparo alguno? «No, la clave de todo consejo nutricional está en la dosis equilibrada y el sentido común», señala José Ordovás, catedrático de la Universidad de Tufts (EE.UU.).
Para Ordavás estas conclusiones no son nada nuevas, ya se habían visto en otros trabajos. Sino la magnitud de análisis con varios estudios. «Si bien se juntaron las piezas del rompecabezas, hasta ahora hemos malinterpretado el significado de cada pieza, y de ahí nace la confusión que existe en el campo de la nutrición. Es importante no olvidar que cada individuo es diferente, y lo que le cae bien a uno no tiene por qué caerle bien a otro».
Desde La Plaza/ABC/COM