Piensa en todos los descubrimientos sobre sexo que has conocido en los últimos meses. Parece que la ciencia nos ha acostumbrado durante los últimos años a su lado más absurda, aquel que busca el estudio llamativo y reproducible en prensa por encima de la investigación útil y bien realizada, pero de repercusión limitada.
A veces, nos gusta pensar que se trata de una moda pasajera espoleada por los medios de comunicación, pero cuecen habas semejantes desde hace décadas, y de forma incluso mucho más acentuada: no es tan extraño que algunos experimentos traspasasen ya no sólo los límites de la moral o del juramento hipocrático, sino del simple buen gusto.
Entre ellas se encuentran las investigaciones sobre el sexo, que van mucho más allá de lo que la serie Masters of Sex nos ha mostrado sobre la célebre pareja de terapeutas Masters y Johnson.
Estudios con animales despiezados, con cadáveres o explorando fetichismos que convierten 50 sombras de Grey en un juego de niños, algunos de estos han sido recopilados por Anna Pulley en un artículo publicado en Alternet que nos hacen preguntarnos quién tuvo la idea de llevar a cabo estas investigaciones en primer lugar.
1.-La colonia masculina acaba con el deseo de las mujeres
En 2008, Mary Roach publicó Bonk, un ameno y bien documentado estudio sobre la fisiología del sexo. En uno de los experimentos que la periodista cita en el libro, sus responsables demostraron que el perfume masculino provocaba un efecto negativo en la libido femenina. La conclusión del estudio era, en resumidas cuentas, que “las colonias de los hombres reducen el flujo de sangre a la vagina”. En dicho texto, Al Hirsch, especialista en el efecto del olfato en nuestro cuerpo, colocó 10 mascarillas diferentes a varias mujeres que, a su vez, tenían conectado un fotopletismógrafo, que sirve para medir los cambios de presión y volumen.
Las mujeres analizadas mostraron una respuesta negativa tanto a la colonia masculina como al olor de las cerezas y a la carne de barbacoa de carbón, mientras que reaccionaban de forma positiva a una mezcla de pepino y caramelo de regaliz. Una moraleja útil para aquellos que tengan problemas en su vida su vida sexual: olvídate del perfume y de las carnes a la brasa y lleva siempre encima una caja de pastillas Juanola. Por lo que pueda ocurrir.
2.-El sexo mata, pero no demasiado
Otros de los descubrimientos sobre sexo más interesantes: existe el sexo estresante. Esa imagen de un magnate adinerado falleciendo repentinamente de un infarto mientras hace el amor con una joven atractiva se ha convertido casi en un lugar común en el cine y la literatura actuales, pero ¿cuánto tiene de cierto? Un estudio llamado «El infarto coital» mostraba que esto ocurre en muy pocos casos, y por lo general, en el encuentro con una prostituta, lo que sugiere que son otros factores como el temor a ser descubiertos lo que puede provocar este fallo cardiaco. No sólo eso, sino que se debe a un factor meramente estadístico: es poco probable que, si alguien fallece haciendo el amor a su mujer, esta decida practicarle la autopsia. Leonard Derogatis, el principal responsable de la investigación, señala que en Estados Unidos se producen unas 11.250 muertes al año relacionadas con el sexo, una probabilidad semejante a la de morir por una intoxicación alimenticia. Suponemos que la práctica del sexo oral duplica dicha probabilidad.
3.-Las mujeres más flexibles son más listas
Vivimos en la era de la obsesión por comprender los factores que definen la inteligencia. No sólo por los recientes y polémicos estudios que han intentado vincular la inteligencia con determinados guatos musicales o los que en teoría han demostrado para siempre la estúpidez masculina, sino también por aquel que, publicado en las páginas del Journal of Evolution and Human Behavior, sugiere que las mujeres con más curvas tienen una inteligencia mayor. El secreto se encuentra en que si tu cintura mide el 70% o menos de tu pecho, estás preparada para entender la física cuántica, así como para ganarte la vida como modelo. Todo son ventajas.
4.-Los hombres las prefieren de rojo
Un axioma científico es que el rojo es el color de la atracción sexual, tanto para hombres como para mujeres. En un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Rochester, estos descubrieron que los hombres estaban dispuestos a invertir más dinero en una cita con mujeres vestidas de rojo que con otras que portaban diferentes colores… Incluso en el caso de que fuesen simplemente la misma mujer con distintas prendas. La hipótesis es preciosa: el color rojo pulsa una tecla en nuestro cerebro semejante que a la que se activaba cuando nuestros ancestros veían el trasero colorado de una hembra en celo.
5.-Masturbar a un delfín no lo convierte en un ser hablante
La brutal inteligencia de los delfines es conocida por todo el mundo; de ahí que hayan existido un gran número de proyectos con el objetivo de hacerles hablar. Es lo que intentó el neurocientífico John C. Lily durante los años 60, cuando sugirió que con el suficiente contacto con hombres y el entrenamiento necesario, los delfines podrían comenzar a utilizar el lenguaje articulado. Para ello contrató a Margaret Howe, como cuidadora y entrenadora de Peter, el delfín elegido para comunicarse con los humanos. Sin embargo, este se comportaba de forma muy violenta con su cuidadora, hasta el punto de intentar satisfacer sus necesidades sexuales con la mujer. Para evitar situaciones extremas y como refuerzo positivo, Margaret empezó a masturbar al animal con sus propias manos y pies cada vez que se portaba bien. Experimento fallido: Peter nunca habló, pero abrió una nueva vía de entendimiento entre hembras humanas y delfines machos.
DesdeLaPlaza/EC/MB