Vengarse con amor significa devolver el daño, pero en una cantidad suficientemente menor. Si se limita a perdonar, de alguna manera queda en una posición de superioridad moral, mientras que si devuelve el daño procurando que sea un poco menor, restablece el equilibrio y la igualdad, aunque pueda parecer lo contrario cuida también el amor en la relación al devolverlo en menor medida.
Si, por el contrario, devuelve el daño en una medida mayor o ensañamiento, entonces no solo no se restablece la vivencia de justicia, sino que se lastima el amor. Y si esta es la dinámica en la que se sumerge la pareja, será fácil que se adentre en una escalada bélica de resultados inciertos.
Vengarse con amor es una idea curiosa, pero es más habitual de lo que pueda parecer. A veces los padres cuando castigan a sus hijos están cuidando el equilibrio del intercambio. Cuando esto ocurre, el hijo, en el fondo, se siente bien y se tranquiliza, aunque no lo diga, porque su sensor interior de justicia le dice que tiene que compensar lo que hizo mal y también porque se siente contenido en los límites que le imponen.
Cuando llega el domingo por la tarde, o a mediodía, muchos padres dicen: “ya es suficiente, esta tarde puedes salir”. De esta manera, los padres cuidan del amor en la relación, restándole un poco de castigo y los hijos se sienten queridos. Lo que lastimaría profundamente sería que, pasado el castigo, los padres decidieran agregarle otro fin de semana.
Ser creativo en la venganza amorosa es un arte que conviene desarrollar.
En el intercambio positivo, la fórmula es: tú me das algo, yo te devuelvo ese algo y un poco más y de este modo el vínculo se hace más fuerte. En el intercambio negativo la fórmula es: tú me das algo, yo te devuelvo ese algo, haciendo que te duela, pero un poco menos. Esto es vengarse con amor. Y es importante hacerlo, ya que la felicidad no crece allí donde hay buenos y malos. Sí crece, al menos un poco, donde hay personas que se asumen como imperfectas y toman conciencia de que cometieron errores, hicieron daño, y pueden llevarlo con dignidad y repararlo de una forma constructiva, a la vez que asumen que pueden resultar dañadas.
La idea de venganza amorosa es sencilla, pero la forma en que se concreta puede ser algo más complicado. Cada persona puede encontrar la suya en cada momento en función del contexto pero siempre con el objetivo último de recuperar cierto equilibrio y seguir avanzando. Porque la pareja requiera a la vez estabilidad y cambio y ambas cosas en las proporciones adecuadas. La pareja navega en la barca de la vida, que exige seguridad a través de sus inercias, pero también atrevimiento, innovación, creatividad y búsqueda de soluciones nuevas para viejos problemas.
DesdeLaPlaza.com/El Confidencial/ AMH