Si alguna vez sentiste que la felicidad y la alegría te duran poco y que la tristeza y los sentimientos negativos se te hacen eternos, hay una explicación científica para esto.
Todos los sentimientos que experimentamos son importantes, porque nos recuerdan que estamos vivos, y precisamente por ello, muchos especialistas se preguntan cuánto tiempo dura la tristeza, el odio o la ansiedad en el organismo.
De acuerdo con un estudio de la University of Leuven, la tristeza dura hasta 240 veces más que otros sentimientos como la vergüenza, la sorpresa, el enojo e incluso el aburrimiento.
Difícil de superar
Para comprobar la duración y efecto de las emociones, los investigadores Philippe Verduyn y Saskia Lavrijsen, pidieron a 233 estudiantes recordar sus episodios emocionales recientes y reportar cuánto duraban, así como responder a preguntas sobre sus estrategias para superarlas.
Los análisis de esta información muestran como resultado que de las 27 emociones estudiadas, la tristeza tardó 120 horas en ser superada, seguida del odio y (afortunadamente) la alegría, estando en último lugar el asco.
Los científicos indican que la razón por la que sucede esto con la tristeza es porque está relacionada con eventos de gran impacto, como la muerte de un ser querido o un accidente, que requieren de tiempo para procesar y comprender.
También descubrieron que los sentimientos que duran un tiempo más corto suelen ser provocados por sucesos que tienen relativamente poca importancia para las personas en cuestión.
Algunas de estas consecuencias solo pueden ser evidentes con el tiempo, lo que a su vez hace que la emoción se mantenga o refuerce. De esta manera, la sensación perdura mientras la persona se replantea los eventos y secuelas, creando un círculo vicioso.
Otras diferencias que encontraron son que la culpa es una emoción que dura más que la vergüenza, de la misma manera que la ansiedad lo hace sobre el miedo.
Saber cuánto dura la tristeza, además de dar datos certeros al respecto de su importancia sobre otros sentimientos, puede ser clave para diferenciarla de padecimientos más severos como la depresión. Si esta emoción es demasiado prolongada, debe pensarse en un tratamiento.
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