El origen y la evolución del ano es un tema que, por razones obvias, se presta a más de una broma. Pero dejando las risas a un lado, lo cierto es que es un tema respecto al cual no se le ha hecho una investigación profunda.
Eso hasta ahora, que un equipo de investigadores publicó un estudio que deja en evidencia que se trata de un área de estudio más importante de lo que aparenta.
Y esto es porque el ano es una de las partes más importantes de muchos animales, una estructura esencial que cambia la forma en que funciona el sistema digestivo.
Un perro por ejemplo no podría comer y crecer sin él.
Sin embargo, no todos los animales lo tienen. Pero aquellos que sí, han mejorado inmensamente su digestión.
Pueden comer y crecer de forma más eficiente y alcanzar un tamaño mayor.
Área ignorada
La historia del origen del ano es, en realidad, la historia de cómo evolucionaron los animales, se separaron los unos de los otros y se convirtieron en criaturas sofisticadas.
Los científicos Andreas Hejnol y Chema Martín-Durán, ambos de la Universidad de Bergen, en Noruega, hicieron esta investigación (publicada en la revista Zoologischer Anzeiger), en parte, porque nadie la había hecho antes.
En los últimos años, científicos han logrado entender cómo los genes afectan el desarrollo de una serie de especies.
«Esto renovó el interés en nuestro sistema de órganos. ¿De dónde viene el cerebro? ¿Cómo evolucionó la sangre?, dijo Hejnol.
«Pero mientras que se llevaron a cabo investigaciones sobre varios sistemas como por ejemplo el nervioso, el orificio anal ha sido mayormente ignorado«, añade.
«Resulta fascinante investigar cómo los cambios a nivel molecular durante la evolución le dieron forma a esta parte del intestino».
Diferentes formas de procesar los alimentos
La apariencia del ano está inextricablemente ligada a la evolución de todo el sistema digestivo.
El tracto digestivo es uno de los órganos más importantes de cualquier animal: permite la ingestión eficiente de alimentos y la incorporación de nutrientes para el crecimiento y el mantenimiento del cuerpo.
No obstante, algunos animales viven incluso sin un tracto digestivo, como las esponjas marinas o los cestodos. Obviamente estas especies carecen de ano.
Otros tienen un intestino simple, una bolsa única con un único agujero.
En estos casos el orificio sirve a la vez de ano y boca. Muchas criaturas gelatinosas que flotan en el mar, como las anémonas de mar, los corales o las medusas procesan así los alimentos.
Algunos animales tienen un ano temporal, según explica Martín-Durán.
Un gusano diminuto llamado Haplognathia, tiene una apertura temporaria en su intestino, por la que se cree que defeca, aunque nunca lo han observado.
Variedad
Tratar de entender cuándo y cómo evolucionó el orificio anal también es complicado porque aparece y desaparece según los distintos grupos de animales.
La mayoría de los deuterostomados, una categoría taxonómica que incluye a las estrellas marinas, a los pepinos de mar, a todos los vertebrados como las aves, los peces y los mamíferos, incluidos los humanos, tienen un orificio anal.
En algunos grupos, como en los reptiles y las aves, el ano está unido al orificio reproductivo, formando una estructura llamada cloaca.
Pero un grupo de deuterostomados, las estrellas marinas ya no lo tiene.
Pero la historia y la funcionalidad del ano se complican aún más.
Algunos animales crecen con uno, pero pueden llegar a perderlo a lo largo de su vida.
Un extraño grupo de escorpiones (Ananteris balzani), por ejemplo, rompen su cola para escaparse del ataque de un posible depredador.
Mientras que los beneficios son evidentes, esta acción afecta sus hábitos alimenticios ya que al perder la cola, pierden el ano.
Como la cola no les vuelve a crecer, el escorpión ya nunca más vuelve a defecar y su abdomen se hincha por la acumulación de heces.
Ventajas
El plan básico del sistema digestivo es utilizado por la mayoría de los grupos importantes de animales.
Insectos, aves, mamíferos, peces y anfibios, por ejemplo, todos tienen un canal alimentario con una apertura para comer y otra para defecar.
Esto ofrece una serie de ventajas, explica Martín-Durán.
«Primero, el animal puede ingerir comida mientras todavía está digiriendo«, dice, porque la comida fluye en una dirección. Mientras los que tienen un intestino como una bolsa, deben esperar a terminar una comida y defecar los restos antes de comer otra.
Segundo, un canal con una boca y un ano puede subdividirse en diferentes secciones especializadas, cada una con un rol distinto en la digestión.
En las vacas, por ejemplo, el aparato digestivo tiene varias cámaras que la ayudan a procesar el alimento.
Nosotros masticamos los alimentos en nuestra boca, digerimos las proteínas en nuestro estómago, segregamos bilis para digerir las grasas y finalmente absorbemos la mayoría de los nutrientes en el intestino delgado.
Las ventajas de un canal digestivo explican la aparición del ano. Lo que no está claro es cuándo apareció en la historia de la evolución.
Incógnita
La forma de cualquier órgano y de las células especializadas que lo conforman depende de una red de genes que contiene la información para construirlo. Estos genes se heredan. Y, los mismos genes están presentes en distintos tipos de animales.
Esto quiere decir que el ancestro común de estas varias especies tenía los mismos genes, y, probablemente, el mismo órgano.
La investigación de Hejnol y Martín-Durán se centra en dos sets de genes en particular conocidos como en inglés como genes Brachyury y ParaHox, que están presentes en casi todos los animales y que jugaron un rol clave en la formación del orificio anal.
Los animales que tienen un ano expresan estos genes en los tejidos que rodean al órgano. Los que no tienen, no.
Pero a pesar de las ventajas evidentes de tener este órgano, algunas especies perdieron el ano que aparecía en sus ancestros.
También perdieron los genes que codifican el órgano. Esto plantea la pregunta de por qué fue beneficioso perder algo tan vital.
Hejnol y Martín-Durán están investigando para resolver este misterio, pero ambos creen que el ano evolucionó independientemente más de una vez en los animales.
Sin embargo, dicen, sus orígenes profundos, siguen siendo una incógnita.
DesdeLaPlaza.com/BBC/AMB