El problema con el virus de la inmunodeficiencia adquirida (VIH) es que usa el mismo sistema de inmunidad para reproducirse. Al entrar en el organismo el virus ataca las células T CD4 (tipo de leucocitos), responsables del reconocimiento de los «enemigos», se reproduce en ellas, mientras el organismo no reconoce al virus como un patógeno. De ahí el problema de crear un suero contra el VIH.
A diferencia de otras vacunas, que ponen al enemigo debilitado frente a las células CD4 para que el organismo desarrolle una defensa, introducir el VIH en el organismo sería como abrir de par en par las puertas de la casa al enemigo y regalarle a los guardias de seguridad. Sin embargo, un grupo de investigadores franceses y chinos ha logrado encontrar una manera de «enseñar» el VIH al organismo, pero evitar que se propague en el cuerpo.
Han logrado crear un suero que estimula la producción de células T CD8, anteriormente desconocidas, pero no permitir la producción de las CD4 que el VIH usaría para propagarse. Es decir, la vacuna hace algo contrario a lo que suelen hacer las medicinas tradicionales.
El suero creado por los investigadores consiste en VIS inactivado administrado con dosis de bacterias del intestino.
El resultado obtenido sorprendió a los mismos científicos. 15 de los 29 animales a los cuales se les administró la vacuna quedaron protegidos del virus, pese a los muchos intentos de infección incluso 4 años después. Resultó importante la forma de introducción del suero: ninguno de los macacos a los que se administró la vacuna oralmente contrajo el virus, mientras la administración vaginal y rectal resultó menos eficiente.
Desde La Plaza/RT/AMH