Las barbas están de moda. George Clooney y Brad Pitt la llevan, el equipo de béisbol Red Sox de Boston la ha hecho su bandera y los “hipsters” de Brooklyn la han convertido en su sello de identidad. Pero la naturaleza no siempre otorga al hombre el don de la barba y la demanda se dispara en las clínicas de implantes de Nueva York.
En la Gran Manzana, la barba ha empezado a ser un toque de distinción, tanto para los ejecutivos que quieres resultar más agresivos, los galanes que quieren ser más masculinos o los “hipsters” que quieren ser más “hipsters”, y las consultas de injertos capilares empiezan a registrar un aumento de clientela para el trasplante de vello capilar en la cara.
El proceso completo cuenta entre 7.000 y 8.000 dólares y, si lo que se necesita es un relleno o disimular esas zonas en las que el pelo no crece tanto, el precio puede rondar los 2.000 o 3.000 dólares. ¿Merece la pena?
Según los médicos de diferentes clínicas ubicadas en Manhattan que ofrecen este tratamiento, los clientes más habituales eran mujeres que se estaban cambiando de sexo y que no podían lograr una barba tupida con el tratamiento hormonal, judíos ultraortodoxos – comunidad en la que la barba juega un papel importante- algunas comunidades asiáticas y latinoamericanas que genéticamente desarrollan menos vello facial.
Cuestión de moda
Sin embargo, desde hace unos tres años, hombres entre 20 y 30 años acuden con mayor frecuencia a estos centros, porque quieren barba por una cuestión de moda, incluso ya se ha ido posicionando como una de los tratamientos estrellas
El proceso quirúrgico no es muy distinto al de cualquier injerto capilar: el lugar clásico del que tomar el cabello es la parte de la nuca y, una vez tomado el pelo, se puede implantar en la cabeza, en los brazos, en las piernas o en la cara.
La barba, a lo largo de la historia, ha representado valores positivos, como virilidad, sabiduría y estatus social, o negativos, como barbarismo (de donde etimológicamente viene la palabra, en latín ‘barbarus’ significa extranjero), excentricidad o satanismo. De igual manera que se ha representado tradicionalmente con barba a Jesucristo, a Dios a Thor o a Poseidón.
Pero hoy, los clientes de estas clínicas llevan fotos de Ryan Gosling, Jake Gyllenhaal, Tony Parker, alguna estrella del rock independiente o incluso de Javier Bardem.
No hay que olvidar que George Clooney siempre se la deja cuando quiere dar imagen de artista comprometido, así la lució en “Syriana” y ganó el Óscar, y también la llevaba cuando fue detenido en Washington por defender la causa de Darfur.
Desde La Plaza /Noticias 24 /ABD