El síndrome de Asperger o también conocido como trastorno de Asperger se refiere a una serie de problemas mentales y de conductas que forman parte de los trastornos de tipo autista. La persona afectada muestra dificultades al intentar relacionarse socialmente, además de diferentes grados de problemas de comunicación que pueden ser leves o graves.
Es por ello que hoy, 18 de febrero, se celebra en todo el mundo el ‘Día Internacional del Síndrome de Asperger’ en recuerdo del nacimiento de Hans Asperger por su trabajo en relación a la ‘psicopatía autística en la infancia’.
Este es un trastorno muy frecuente (de 3 a 7 por cada mil nacidos vivos), poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales. Se encuentra encuadrado en los TEA o Trastornos del Espectro Autista, aunque por sus competencias intelectuales y lingüísticas se mantiene como una entidad diferenciada del autismo clásico.
Y es que durante los últimos años, cada vez se habla más del Síndrome de Asperger en medios televisión, radio, prensa, cine, pero, lejos de estar afianzándose una visión realista sobre el Síndrome, cada vez parece distorsionarse más la auténtica realidad que hay tras esta condición y que con la revisión del DSM-5 va a ser diluida dentro de los Trastornos del Espectro del Autismo.
Existe una tendencia para afirmar que el Asperger es una versión leve del Autismo, y que las personas con este síndrome son muy inteligentes y que tan sólo tienen ciertas carencias en los aspectos sociales que bien pueden ser identificadas como rarezas.
Sin embargo, la verdadera realidad a la que las personas con Síndrome de Asperger tienen que enfrentarse cada día nada tiene que ver ni con los personajes famosos con los que se relaciona presuntamente el Síndrome, ni tampoco el Asperger parece tener nada de leve, ni las personas con Asperger son una especie de genios con rarezas en su comportamiento social.
Algunas personas con esta condición presentan un grado de incidencia de este tipo de alteraciones más bajo, a pesar de que los aspectos nucleares del Asperger están todos presentes, pudiendo crear a la persona estados continuados de ansiedad y estrés emocional en sus intentos por tener una aceptación social.
En otros casos el nivel de incidencia será muy elevado, generando un nivel de aislamiento por decisión propia, que les puede suponer cierta etiqueta de huraños, pero que les permite tener un nivel de tensión emocional mucho más bajo que a sus pares con un nivel menos intenso.
DesdeLaPlaza.com/El Siglo/AMB