Cuando estás triste, ¿Qué te provoca comer? ¿Cuál es tu primera opción? Especialistas de la salud aseguran que “nos comemos nuestros sentimientos”. Es por eso que, cuando nos sentimos con los “ánimos bajos”, no importa cuán lejos esté el quiosco, lo importante es comprar alguna golosina, ¿es tu caso?
La comida a veces satisface nuestros sentimientos o sensaciones y cuando esto ocurre sin hambre, el resultado es la ganancia de peso. Por lo que los expertos recomiendan prestar atención cuándo comemos y el por qué lo hacemos.
Un estudio realizado en la Universidad de Texas demostró que existen diferencias entre el hambre física y el hambre emocional:
-
El hambre emocional comienza repentinamente; el hambre física ocurre gradualmente.
-
Cuando estás comiendo para mitigar un sentimiento no importa si tu estomago está lleno o vacío, solo necesitas comer y en este caso eliges una comida específica y no te satisface cualquier alimento. Cuando comes porque realmente tienes hambre estás abierta a todas las opciones.
-
Cuando comes para cubrir tus emociones no importa si acabaste de comer o si te sientes llenas. Solo deseas comer y ya.
-
El comer emocional incluye siempre sensaciones de culpa; el hambre física, no.
¿Qué hacer?
Patrícia Sangenis, cardióloga, especialista en medicina del deporte, recomienda esperar una hora, luego de querer comer algo, con el fin de descubrir si es hambre verdadera o emocional y ver cómo esta sensación va cambiando. ¿Qué hacer en esa hora? Sin duda una actividad física aeróbica hará mucho más saludable la espera.
Finalmente la especialista asegura que “la actividad física regular es un aliado importante en el manejo de este tipo de hambre -falsa- que te resta salud al conducirte a un incremento del peso”.
Desde La Plaza/EntreMujeres/SE