Ya se sabe que el ejercicio hace bien a la figura y al corazón. Que reduce el riesgo de padecer enfermedades de todo tipo, incluso oncológicas. Y que mantiene a raya los kilos de más.
Pero pocos saben que, con el ejercicio, también se entrena el cerebro. Tal como pasa con huesos y los músculos, las neuronas se hacen más activas, lo que mejora las funciones cognitivas. Así que, con cada paso dado y con cada rutina hecha, la mente también se fortalece.
Según explica el neurólogo Ciro Gaona (@DrCiroGaona) el ejercicio libera factores neurotróficos con doble beneficio pues ayuda a mantener sanas neuronas y células madre cerebrales y a reanimar las neuronas enfermas. También favorece la sinapsis, que es el sistema que construyen las neuronas para comunicarse entre sí y que es clave para mantener una buena actividad mental.
El beneficio del ejercicio en el cerebro se produce a toda edad, incluso cuando el humano aún es un feto. Es lo que ha comprobado Gaona quien, quien forma parte del equipo médico de la Clínica Loira.
«Los bebés de las embarazadas que hacen ejercicio nacen con un cerebro más saludable y mejores capacidades de aprendizaje. Otro punto importante es que, si las madres sufren estrés en el embarazo, los bebés, sobre todo niñas, tienen más riesgo de nacer con dificultades. Y ya se sabe que el ejercicio ayuda a aminorar los efectos del estrés», expresó Gaona.
Un niño que hace deporte difícilmente será obeso. Pero hay algo mejor que eso. Asegura el neurólogo que un chico que se ejercita con regularidad mejora el rendimiento académico, las funciones cognitivas y su conducta.
No importa cuándo empiecen los adultos a hacer ejercicio: siempre se beneficiarán. Sin embargo, apunta Gaona, «aunque nunca es tarde para cuidar el cerebro, cuanto antes se empiece, mejor».
En adultos mayores, el ejercicio mejora el funcionamiento cognitivo y disminuye la velocidad del deterioro. Incluso puede estabilizar o mejorar los procesos de pérdida de memoria y demencias incipientes. En esos casos «el ejercicio es una herramienta terapéutica que no debe faltar». Caminar, nadar o inscribirse en clases aeróbicas guiadas son buenas ideas.
Lo importante es moverse
Todos, absolutamente todos los ejercicios, benefician al cerebro. «Lo importante es moverse», asegura el neurólogo. Sin embargo, algunos tipos pueden favorecer uno que otro aspecto. Por ejemplo, los cardiovasculares parecen aumentar la producción del factor neurotrófico BDNF que ayuda a la sinapsis, mientras que aprender y hacer rutinas de resistencia también desarrolla canales de comunicación interneuronal.
Entre los neurotransmisores cuya producción aumenta con el ejercicio frecuente se encuentra la dopamina, que da alegría de vivir y ayuda a enfrentar dificultades; la noradrenalina, que fomenta la concentración y «estar pilas»; la acetilcolina, que se relaciona con mejor capacidad de aprendizaje y que se ve impactada durante los procesos de demencia; la serotonina, que mejora el estado de ánimo y previene ansiedad y las ideas obsesivas y las endorfinas, que dan sensación de placer y favorecen el descanso. Y, como si fuera poco, Gaona asegura que aumenta la creatividad, disminuye el estrés y, si se hace en un ambiente laboral, mejora la productividad.
«El ejercicio físico no resuelve los problemas, pero ayuda a enfrentar mejor las dificultades», asegura el neurólogo.
Tiene sentido: el cerebro es un músculo y, como todo músculo, se fortalece con el entrenamiento continuo.
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