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Gracias y desgracias del sexo casual o «la cultura del polvo»

Ni tan calvo ni con dos pelucas. Ni hacer el amor con desconocidos es la panacea, el modelo de sexo perfecto al que aspirar, ni tampoco una práctica vergonzosa y condenable cercana al apocalipsis espiritual, como muchos pretenden hacernos creer.

Aunque hay quienes se rasgan las vestiduras por lo que se ha venido a llamar “cultura del polvo” (hookup culture) y alertan sobre los peligros de la banalización del sexo, lo cierto es que las relaciones sexuales ocasionales no tienen por qué ser banales en sí mismas, ni vacías, calificativos estos elegidos por la escritora estadounidense Donna Freitas, que abordó el tema en su libro «The End of Sex» (El fin del sexo).

Así se desprende del último estudio sobre el asunto, realizado por la Universidad de Nueva York. Según esta investigación, publicada este mes en la revista Social Psychilogical & Personality Science, el sexo casual no sólo no causa problemas psicológicos, sino que en muchos casos resulta hasta beneficioso. Para ello entrevistaron previamente a los participantes, a fin de conocer su posición inicial sobre la cuestión, y luego examinaron su vida sexual durante un año.

En realidad, no es que hayan descubierto la pólvora. Vienen a decir, más o menos, que no es ni bueno ni malo en sí mismo, sino que a aquellos a los que no les parecía una mala práctica, el sexo ocasional le proporciona bienestar psicológico, autoestima, satisfacción… En cuanto a los que no veían previamente con buenos ojos las relaciones sexuales esporádicas, practicarlas no les hizo sentir bien, pero tampoco mal, como afirman los acólitos de la hookup culture. Además, no había diferencia alguna entre hombres y mujeres.

En definitiva, que al que le apetezca y quiera, adelante, y al que no, pues no. Pero sin proselitismo, por favor, que ya somos mayorcitos.

DesdeLaPlaza.com/El Blog de Lilie Blue/AMH

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