¿Alguna vez te aconsejaron sobre qué hacer en los momentos en los que te encuentras perdido? “No te toques la costra para que pueda cicatrizar y sanar”. Y es que es así, si te la tocas puedes volver a sangrar y arder. Lo mismo pasa cuando terminas una relación: duele, arde y requiere tiempo para sanar; por eso en ese tiempo no es recomendable iniciar una amistad con tu ex.
¿Qué involucra una amistad con tu ex? Amor, confianza, respeto, comunicación, compromiso, ingredientes que también forman parte de una relación amorosa, pero hay uno que lo distingue y es la atracción sexual. Los verdaderos amigos no se sienten atraídos sexualmente, y si al leer esto piensas en los amigos “con derecho” permíteme decirte que eso no es amistad, es otra cosa, pero no amistad.
Muchas parejas que se divorcian suelen tener encuentros sexuales ocasionales, lo cual los lleva a desarrollar una relación bastante disfuncional que genera confusión y definitivamente ayuda poco a superar el proceso para tener apertura posterior a una nueva relación más saludable.
Otros terminan, pero dejan abiertas muchas puertas por si esa otra persona le vuelve a hablar y puede que reinicien ciclos similares a los del perro mordiéndose la cola, prologando el duelo y por lo tanto alargando el dolor de la separación.
También se ven casos donde las personas se ocupan de acechar a su ex, transformándose en una obsesión el enterarse de lo que la otra hace, lo que publica, y les aseguro que el que busca encuentra y puede que lo que encuentre sea aún más doloroso.
Para volver a ver la luz toca atravesar el abismo, cerrar la puerta y asegurar las ventanas, ¿es doloroso? Sí, por supuesto, pero reduces el tiempo del duelo porque ante la ausencia del estímulo poco a poco la conducta se extingue. Es decir, si esa persona va a entrar, y conviene que entre, pues que lo haga; si debe salir, pues que salga, pero no permitas que se quede atravesada en la puerta de tu mente y corazón.
Recomendaciones para evitar una amistad con tu ex
Suelta el apego aunque sientas que es complejo (porque lo es), no aceches, interrumpe la comunicación, no tengas intimidad sexual, es más, procura no verlo(a) hasta que hayas sanado, es decir que ya no te afecte.
Aléjate del teléfono y de cualquier medio de comunicación con esa persona, en especial si has bebido porque es más complejo controlar la necesidad de ponerte en contacto.
Cuando sientas que puedas caer en la tentación de comunicarte, llama a un amigo o amiga de tu plena confianza que te dé contención para evitar caer en el error.
Reafirma tu valor personal cada vez que puedas, mereces una relación funcional y plena, y si con esa persona no pudo ser no tiene sentido prolongar la agonía.
Perdona, libera, aprende y deja ir
Una vez superado el dolor, el apego, la atracción, podrás tener una relación de “amistad” cuyo grado o nivel dependerá de la madurez de ambas partes; es poco probable que terminen siendo los mejores amigos, pero pueden mantener una relación cordial si así lo consideras, en especial si producto de su relación hay hijos.
No te sabotees diciendo ya terminé, pero quedamos como amigos; ya le dije que no podemos seguir como pareja, pero salimos y nos comunicamos frecuentemente. Algunas personas dicen que esa es la mejor manera en que viven su proceso, pero lo cierto es que tienen un profundo miedo de romper de una vez, además de mucho apego del que no saben cómo salir.
Eres capaz de superar el dolor de la ruptura, pero más allá de eso, mereces una relación donde te sientas pleno(a) y en paz, y si esta que dejas o donde te dejan no era la adecuada, atrévete a pasar la página y entiende que no hay nada malo en ti, que puedes volver a empezar cuando sea el momento de hacerlo si te permites sanar.
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