Investigadores de la Universidad de Birmingham en el Reino Unido han publicado un estudio en la revista ‘Neuroscience and Biobehavioral Reviews‘ que expone cómo algunos de los efectos conductuales producidos por la oxitocina son muy similares a los que desencadena el alcohol en sangre. Es la parte oscura de la denominada “hormona del amor”. El punto de partida del estudio es la comparación de los trabajos donde se describen los efectos de ambas sustancias y los mecanismos para producirlos.
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Muchos de esos trabajos hablan de cómo la oxitocina aumenta las conductas socialmente positivas desencadenadas en situaciones de euforia y hace que confiemos más en los que nos rodean al afectar a los mecanismos de desinhibición
¿Te suena? Sí, exactamente igual que en situaciones de consumo moderado de alcohol. Parece ser que ambas sustancias, aunque con mecanismos químicos distintos, consiguen estos efectos socio-cognitivos interfiriendo en los circuitos corticales límbico y prefrontal, allí donde se regula la forma de percibir el estrés o la ansiedad que acotan nuestras emociones. Por lo general el borracho y el enamorado tienen menos miedo, estrés y ansiedad: se muestran más confiados, más generosos y con mayor empatía hacia los demás.
El poder de la oxitocina en las relaciones de pareja, como el del alcohol, es ‘cegador’. En un experimento investigadores de la Universidad de Bonn suministraron oxitocina y placebo por vía nasal a un grupo de control formado por hombres con pareja estable mientras le enseñaban fotos de su pareja y otras mujeres atractivas. Controlando su actividad neuronal con una resonancia magnética descubrieron cómo el sistema de recompensa del cerebro durante la visualización de la imagen de la pareja era más activo en los consumidores de oxitocina que en los de placebo. Ese hecho les hace percibir como más atractiva a su pareja que a las otras mujeres.
Paradójicamente la confluencia de ambas sustancias a la vez puede producir un efecto de neutralización de síntomas, por lo menos en ratas. Científicos de la Universidad de Sídney en Australia y la de Ratisbona en Alemania han descubierto a través de un estudio publicado en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ que si se administra oxitocina a ratones previamente ‘emborrachados’, estos muestran signos de bloquear los efectos de la intoxicación por alcohol.
Las ratas con alcohol y oxitocina en sangre del experimento no mostraban la falta de coordinación de las ratas alcoholizadas pero sin la hormona. Las sobrias se podían sostener colgadas en posición invertida entre 10 y 15 segundos, mientras que las ebrias solamente durante dos.
Este estudio, a falta de su extrapolación en humanos, podría desencadenar importantes tratamientos para luchar contra el alcoholismo. Aunque no estés enamorado.
DesdeLaPlaza.com/ANT3/AMH