Ella se llama Sara Kavanagh, es una adolescente de Mississippi, que después de hacerse una pregunta simple, coherente, y que curiosamente la gente evita, puso de rodillas a dos gigantes mundiales: PepsiCo y Coca Cola.
Sara sólo se preguntó “Si las bebidas que se anuncian como potenciadoras del desempeño de los atletas de élite deberían ser saludables, ¿por qué en sus ingredientes tienen sustancias químicas como el aceite vegetal bromado?
El aceite vegetal bromado (BVO, por su sigla en inglés), está prohibido en Europa, Japón e India.
La primera en ceder fue PepsiCo, fabricante de la marca Gatorade y que el año pasado anunció la eliminación de este ingrediente del producto. Coca Cola tardó más pero su resolución fue más contundente. Esta semana no sólo dijo que eliminaría BVO de Powerade, sino de todos sus productos.
¿Por qué es malo el aceite vegetal bromado?
Este aceite que se utiliza desde 1931 para estabilizar las bebidas con sabores cítricos, como la Fanta, tiene en sus componentes el bromo y aquí es donde radican las preocupaciones para la salud.
Resulta que el bromo es el elemento químico número 35, que a temperatura ambiente es un líquido rojo, volátil y denso, tóxico para animales y humanos.
Desde los años 70 la Administración de Drogas y Alimentos en Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) la califica como “aditivos alimentarios intermedios”, lo que significa que no está aprobado para el uso general y pone restricciones en la concentración que debe haber en los productos.
La falta de evidencias, tanto buenas como malas es lo que, según la FDA, ha hecho que este aditivo se haya quedado en esta clasificación intermedia durante décadas.
Sin embargo hay casos documentados, uno de ellos por ejemplo es el de un hombre que tomó más de tres litros al día de un refresco con BVO y experimentó pérdida de memoria, temblores, fatiga, debilidad muscular y dolor de cabeza, entre otros síntomas. Los médicos le diagnosticaron bromismo y se le trató con hemodiálisis.
El bromismo es una enfermedad caracterizada por ocasionar problemas en el aparato digestivo, fatiga, dolor abdominal, erupciones cutáneas y acné severo, además de arritmia cardíaca.
El bromo también desplaza el yodo, lo que puede afectar la tiroides. Otros efectos secundarios por la exposición crónica a este elemento químico serían: depresión, alucinaciones, tendencias violentas, psicosis, ataques, y atrofia cerebral, entre otros.
Desde la Plaza/ BBC Mundo/ AMH