El alivio proporcionado por la cirugía y la vida dentro de un nuevo género sexual pareciera estar cada vez más lejos de ser considerado como una quimera. Aunque la sociedad moderna enfrenta un dilema sobre cómo reconocer y aceptar a quienes han decido cambiar algo más que su forma de vestir o caminar, cada vez son más notables los casos de las personas que deciden realizar este tipo de cambios en aras de sentirse identificados con su género sexual y con la sociedad donde se desenvuelve.
La identidad del ser humano dentro de los estudios del género y el papel del sexo opuesto se han observado durante siglos. Además, es conocido el caso de personajes históricos como Juana de Arco, que no ocultaban su condición de mujer, como muchos otros ejemplos de mujeres que se unieron al ejército o trabajaron como marineros que pretendían ser de sexo masculino. Contrario a lo que se cree, casos como éstos han sido descritos por los historiadores ya que durante el siglo 17 y 18 este fenómeno no era poco frecuente en Europa y el resto del mundo.
Históricamente, también hubo hombres que se vestían y se comportaban como mujeres. Entre los más famosos destacan el emperador romano Calígula; el Rey Jacobo I de Inglaterra y Edward Hyde, señor de Cornbury, gobernador de Nueva York y Nueva Jersey.
Cambio de género en el devenir de la historia moderna
Si nos fijamos con detenimiento, el cambio de género no es algo que sucedió de ayer para hoy. Un caso muy particular, es la historia de vida del Chevalier D’Eon, un noble que servía al rey francés Luis XV como diplomático en Rusia. El año antes de su nombramiento pasó varios meses en el encubrimiento, al presentarse en una corte rusa como su propia (e inexistente) hermana Lea.
Se hizo muy popular como una mujer y nadie dudaba de su sexo auto-asignado. Más tarde, se desempeñó en Inglaterra, donde el rumor se extendió a que él era en realidad una mujer. Sin embargo, se negó a resolver la cuestión mediante la presentación de un examen médico. En el orden real de Luis XVI se vio obligado a vestirse de mujer y vivir un papel hembra hasta su muerte en 1810. El agujero de la autopsia develó que él tenía el cuerpo de un varón normal, pero con gran sorpresa del público y la gente que lo conocieron de cerca.
De manera diferente las personas con cambios de género existen en todas las sociedades. La forma en que se les permita expresarse a sí mismos ya integrarse en la cultura local, sin embargo, varía fuertemente. En la India, las personas transgéneros son socialmente institucionalizadas en lo que es en parte una casta, y en parte un culto religioso con su propia diosa madre, Bahuchara Mata.
Estas personas son conocidas como Hijras y provienen de familias de hindúes, musulmanes, cristianas o de otras religiones.
En Birmania, existe un fenómeno similar en el que las personas transgénero de hombre a mujer se cree que pueden estar poseídos por un espíritu del sexo opuesto. Tienen una función en las sienes y participan en las ceremonias semi-religiosas. En Omán, los hombres que viven en el papel femenino se conocen como Khaniths, pero su papel en la sociedad es intercambiable entre los hombres y las mujeres. Ellos conservan sus nombres masculinos, usan ropa variada entre la de los hombres y mujeres, pero se dejan el cabello siempre largo o medio largo. Pueden participar en la vida social de las mujeres, pero al igual que los hombres, tienen el derecho de caminar libremente.
Otra variante cultural de comportamiento de género cruzado es el Berdache (doble espíritu) entre los indios nativos americanos. Ellos se visten como mujer, hacen el trabajo femenino y mantienen relaciones sexuales con un hombre, y, a veces llegan a convivir como una esposa con un marido. Tienen un estatus especial como un chamán y sanador. Este fenómeno no se ha extinguido, ya que aún sobrevive como una tradición continua en muchas tribus de Alaska a Yucatán.
La historia documentada moderna de la transexualidad y la reasignación de género médica parte de la raíz de «cambiar el cuerpo para adaptarse a la mente» como explica el psiquiatra Miguel Benítez, y según cuenta “comenzó en Alemania con la primera operación de cambio de sexo para adultos grabada en un artista danés, Einar Wegener, quien en 1930 se convirtió en Lily Elbe”. Pese a todo esto, no fue hasta 1953, con la historia del cambio de sexo del ex soldado George Jorgensen, que se convirtió en Christine Jorgensen, cuando el transexualismo comenzó a recibir publicidad en todo el mundo. A raíz del caso de Jorgensen “el cambio”, se ha extendido a decenas de miles de personas se han sometido a una cirugía de reasignación de género.
¿Qué implicaciones médicas puede traer someterse a un cambio de sexo?
Según el médico cirujano Cesar González, la operación que precisa el cambio de sexo o la cirugía de cambio de sexo es “una cirugía de reasignación de sexo es un procedimiento que cambia órganos genitales de un género a otro”. Para el especialista existen dos razones principales para alterar los órganos genitales de un sexo a otro:
• Los recién nacidos con deformidades intersexuales que desde el principio deben ser asignados a uno u otro sexo. Estas deformidades representan etapas intermedias entre los genitales femeninos primordiales y el cambio en los genitales masculinos causados por la estimulación de la hormona masculina.
• Tanto hombres como mujeres de vez en cuando creen que son físicamente un sexo diferente de lo que son mental y emocionalmente. Esta disonancia es tan profunda que ellos están dispuestos a ser alterados quirúrgicamente.
En ambos casos, las consideraciones técnicas favorecen la conversión con éxito de género. Para González “Los recién nacidos con órganos ambiguas casi siempre serán asignados al género femenino a menos que el pene es al menos una pulgada de largo”. Ya que sean cuales sean sus cromosomas, son mucho más propensos a ser socialmente aceptados como hembras, inclusive si no pueden tener hijos.
Tratamiento psicológico y hormonal
La identidad de género es una característica extremadamente importante para los seres humanos. Asignándole lugar, debe estar inmediatamente después del nacimiento, por la salud mental de los niños y sus padres. El cambio de identidad sexual es uno de los cambios más significativos que un ser humano puede experimentar. Por lo tanto, debe realizarse con extremo cuidado y precaución.
Para González “es necesario que el individuo se reconozca en una fase inicial de preparación previo al tratamiento para la conversión que posteriormente ameritará la cirugía correctiva a nivel genital”.
Aunque es frecuente que la mayoría de los adultos que llegan a la etapa previa de la cirugía, ya hayan recibido un tratamiento previo tanto a nivel hormonal como desde el punto de vista psicológico, es necesario que se alejen de la creencia de poseer una identidad disonante.
El especialista asegura que a nivel médico “no se puede estar plenamente conscientes de las consecuencias de convertirse en un miembro del sexo opuesto; pero, en profundidad, la orientación psicológica debe preceder y seguir tras cualquier cambio de sexo procedimiento quirúrgico”.
González concluye que “el apoyo social, en particular de la familia, es importante para el reajuste como miembro del sexo opuesto”. Si los candidatos quirúrgicos son social o emocionalmente inestable antes de la operación, a lo largo de los primeros 30 años, o tienen una estructura corporal inadecuada para el nuevo género, tienden a no vaya bien después de la cirugía de cambio de sexo. Sin embargo, en ningún caso se debe anteponer el procedimiento de reasignación de género como excusa que disminuye la capacidad de trabajo del individuo.
Recientemente se ha hecho muy polémico el caso de la hija de la cantante venezolana Karina quien ha decidido someterse al cambio de género para formar parte del sexo opuesto. Pese a la mediatización del caso y el estupor que genera en algunos sectores de la sociedad, cada vez más se hace evidente que para poder avanzar hacia el cambio de género como parte de la libertad de escogencia de los individuos, se requiere un cambio en la estructura mental de la sociedad como un conjunto que incluya a todos sus participantes por igual sin distinciones de ningún tipo.
DesdeLaPlaza.com /Emanuel Mosquera