El brote de sarampión con origen en el parque de atracciones Disneyland de Anaheim, California, ha alcanzado ya el centenar de casos, repartidos por 14 estados, y la preocupación por las vacunaciones ha llegado a la esfera política de Washington. El brote, el más grave en este siglo, ha puesto el foco sobre la decisión de algunos padres de no vacunar a sus hijos, una práctica a la que muchos responsabilizan directamente de la velocidad con que se está extendiendo una enfermedad que se consideraba erradicada.
El Departamento de Salud Pública de California ha localizado el origen del brote actual en una persona que visitó el parque Disneyland entre el 15 y el 20 de diciembre de 2014. En el mes de enero ha detectado 102 casos de sarampión, el 92% de ellos directamente ligados al parque. La situación es un ejemplo perfecto de la advertencia que las autoridades tienen publicada en su página web. En EE UU no hay sarampión, pero la enfermedad, que sigue existiendo en Europa y en Asia, siempre está «a un vuelo de distancia». Basta con un turista en un lugar abarrotado como un parque de atracciones para diseminar la enfermedad si la población no está inmunizada de forma adecuada.
Desde la Plaza/SINC/AMH