Llegó el mes de enero y, seguramente, también tu preocupación por esos kilitos de más que ganaste el año pasado.
Pues bien, antes de que empieces a gastar dinero en un gimnasio o comiences hacer esfuerzos extraordinarios por querer perder esos kilos adicionales, presta atención a los siguiente.
Algunos estudios han demostrado que en invierno seguimos acumulando kilos a pesar de los esfuerzos conscientes para perderlos.
Un trabajo realizado por investigadores de la Universidad de Alberta en Edmonton (Canadá) reveló que el culpable del aumento de peso durante el invierno es la ausencia de luz solar.
Los investigadores, dirigidos por Peter Light, del Instituto de Diabetes de Alberta, examinaron el efecto de la luz solar sobre las células de grasa subcutánea o las células de grasa blanca que se encuentran justo debajo de la piel y los resultados del estudio han sido publicados en la revista Scientific Reports.
Light y su equipo examinaron el llamado tejido adiposo blanco subcutáneo que, como explican los autores, es el «mayor depósito de grasa en los seres humanos y un jugador central en la regulación del metabolismo del cuerpo entero».
La grasa blanca es conocida como grasa «mala» porque almacena calorías que idealmente se queman para obtener energía. Si es disfuncional, este tipo de grasa puede provocar trastornos cardiometabólicos como la obesidad, la diabetes y las enfermedades del corazón.
En un intento por ayudar a las personas con diabetes tipo 1, los expertos trabajaban en una forma de manipular genéticamente estas células de grasa blanca para producir insulina cuando se exponen a la luz. Accidentalmente, descubrieron que estas células tienden a reducirse bajo el efecto de la llamada luz azul del sol, es decir, el tipo visible de luz que aumenta la atención y el estado de ánimo durante el día.
Para probar aún más su descubrimiento, los científicos tomaron muestras de estas células de pacientes sometidos a cirugía de pérdida de peso y examinaron el efecto de la luz azul del sol sobre las células grasas.
Esto es lo que encontraron: «Cuando las longitudes de onda de la luz azul del sol -la luz que podemos ver con nuestro ojo- penetran en nuestra piel y alcanzan las células de grasa justo debajo, las gotas de lípidos disminuyen de tamaño y se liberan de la célula. En otras palabras, nuestras células no almacenar tanta grasa», aclara Peter Light.
«Si le damos la vuelta a nuestros hallazgos, la exposición insuficiente a la luz solar durante el invierno (y más aún en zonas muy al norte) puede promover el almacenamiento de grasa y contribuir al aumento de peso típico que algunos de nosotros tenemos durante el invierno», dice Light.
Según Light, no es de extrañar que si la luz regula nuestro ritmo circadiano, podría tener el mismo impacto a través de las células grasas cerca de la piel.
Los hallazgos pueden allanar el camino para nuevas estrategias de pérdida de peso o terapias basadas en la luz en el tratamiento de la obesidad y la diabetes.
Sin embargo, el científico advierte acerca de tomar estos hallazgos literalmente y buscar la exposición a la luz del sol para perder peso, pues todavía existen muchas variables que permanecen desconocidas como, por ejemplo, la intensidad y la duración necesaria para que se active esta vía.
Pues ahora ya sabiendo esto, antes de ejercer algún otro método, sal de tu casa y comienza a correr o a caminar bajo los rayos solares.
DesdelaPlaza.com/Agencias/RS