Desde hace muchos años existe el mito de que los bebés pueden flotar en el agua por instinto, pero cuidado, no es cierto. Lo que sucede es que ellos bloquean la entrada de agua con la boca abierta, una conducta natural de los recién nacidos que se pierde a partir de los seis meses.
De la misma manera, mueven las manos y los pies cuando están sumergidos, sin embargo, no sacan la cabeza de inmediato, es decir, si esperas a que él haga esto solo, inevitablemente tu bebé terminará ahogándose.
Algunos simios como los macacos y los babuinos son buenos nadadores. La especie humana forma parte de los primates de «secano»: la ciencia de natación es una conducta que se adopta. Al poder mantenerse sobre sus dos extremidades, los homínidos no poseen un fuerte equilibrio en el agua y se les dificulta tomar una postura vertical. En el caso de los mamíferos que se mantienen sobre sus cuatro extremidades, alargan el movimiento en marcha terrestre y se les hace más fácil flotar horizontalmente.
Desde La Plaza/ Muy Interesante/ KH