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Crisis para el crecimiento

Solo en los momentos de emergencia, de caos, de crisis  es cuando al ser humano se le activa la creatividad para solucionar el problema en el que se encuentra, es una activación por necesidad y no por voluntad, es más un mecanismo de defensa, que un acto de búsqueda interior para desarrollo personal o colectivo, es instinto de supervivencia que se exterioriza convertido en energía creadora que generalmente se extingue una vez superada la crisis.

Si ese impulso que genera esta crisis actual en nuestro país lo convertimos en voluntad y la forjamos para que se quede en nosotros convertida en cultura, podremos no solo sacar adelante a nuestro país y a nuestra sociedad, sino que además podremos generar un movimiento sostenido que nos lleve al desarrollo.

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El desarrollo de una sociedad no es más que la voluntad de un pueblo en mejorarse a sí mismo cada vez más, en superarse, en repasar sus propios límites, en convertirse en el  creador de su destino, y por carambola en el creador de aquello que cubre sus propias necesidades, y siendo repetitivo en mi discurso, buscando el potencial de lo que se tiene por dentro, para sacarlo hacia afuera convertido en potencia, en energía de producción.

Revisando cada centímetro de tierra que se tiene, descubriendo todo aquello que por naturaleza nos pertenece, transformándolo en productos propios, auténticos, insuperables, que generen orgullo, que genere apego e identidad, que eleve el espíritu de la sociedad a un nivel superior donde no se necesite mirar más hacia afuera, y nos deshagamos de la necesidad de buscar luces exteriores que en vez de iluminarnos el camino nos encandilan, y no nos dejan ver más allá.

Es como si pretendiéramos que un carro que viene de frente con las luces altas nos mostrase el camino, cuando lo que necesitamos realmente es encender nuestras propias luces y concentrarnos en nuestro camino, brillar con luz propia, crecer con ideas propias, alimentarnos con alimentos propios, producir lo que nos comemos con materia prima propia, sembrar con semillas propias, desarrollar tecnologías propias, descubrir técnicas propias, aunque todo esto suene redundante.

La producción de alimentos no se escapa de esta filosofía y mientras que sigamos sin determinar lo que nadie ha sembrado pero que está, lo que no se ha desarrollado por estar mirando para afuera, seguiremos prefiriendo la cereza que el semeruco, o que el jobo, seguiremos importando semillas de espinaca en vez de consumir bledo, importaremos nueces y almendras en vez de producir merey y así sucesivamente seguiremos desplazando lo nuestro, por lo impuesto, gracias a la gran capacidad de ignorar lo que nos rodea, para mirar lo que está más lejos.

El desconocimiento de este gran potencial que poseemos como país, nos trajo a esta crisis petrodependiente pero que con un poco de voluntad puede ser usada para superarnos y ponernos creativos, aunque sea por necesidad.

Dios bendiga esta crisis si nos sirve para un despertar colectivo, que nos haga mirar hacia adentro y así podamos elevar esta sociedad a un nivel alto de conciencia productiva y creadora.

DesdeLaPlaza.com/Rómulo Hidalgo

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