La Técnica Alexander te enseña la manera correcta de vivir tu día a día sin dañar tu cuerpo, aprendiendo cómo deben ser las posturas que normalmente realizamos de mala manera -sin darnos cuenta- y que terminan produciéndonos dolencias y malestares.
La cabeza humana pesa aproximadamente 4.5 kilos o más, sentarnos de mala manera o hacer movimientos inadecuados que coloquen todo ese peso de forma errónea sobre nuestra columna, puede generar problemas y molestias corporales.
Resalta ahí la importancia de esta técnica, que no debe ser confundida con una doctrina más de ejercicios, ni mucho menos con un deporte, se trata de clases impartidas por profesores a alumnos, donde una vez aprendida, no se olvida y deberá ser propagada para que todos sepamos hacer un mejor uso de nuestros cuerpos.
Esta técnica va dirigida a cualquier tipo de personas, en especial a aquellas que usan constantemente las computadoras, también a los artistas, bailarines, actores, deportistas, amas de casa y cualquier otro interesado en mejorar su postura. Entre muchos de sus beneficios destaca la seguridad, el aumento de la felicidad, la relajación, la sensibilidad y la prevención de algunos daños al cuerpo.
Durante las clases, un profesor te guiará a través de su voz y sus manos a que desaprendas las malas posturas y hábitos, y empieces a llevar a cabo diversas acciones de manera diferente, de modo que se respete el diseño de la estructura ósea y la salud.
Ya a la edad adulta, estamos acostumbrados a hacer las cosas de cierta manera, la Técnica Alexander tiene el objetivo de reeducar y establecer una mejor relación entre el cuerpo y la mente, como decía su fundador: “dejar de hacer para comenzar a hacer de otra forma”.
¿Quién es Alexander?
Frederik Matthias Alexander, por ser un bebé prematuro tuvo una infancia rodeada de enfermedades constantes, como el asma, como su situación era tan delicada, recibía sus estudios en casa en donde le sobrara mucho tiempo libre, que decidió dedicar a pasar tiempo con su padre y los caballos de la familia. Años después terminó convirtiéndose en un experto en el adiestramiento ecuestre, Alexander era una persona con una sensibilidad especial en el tacto y con el don de la observación, lo cual fue esencial para el desarrollo de su técnica.
Con el tiempo, empezó a experimentar en el mundo del teatro, donde se convirtió en un personaje muy aclamado por ser “recitador”, hasta que un día sufrió de afonía en escena y se quedó sin voz en medio de un recital importante. Tras años de búsqueda de explicaciones para su condición, se sometió a sí mismo a un proceso de auto observación y exploración, donde descubrió a través de espejos, la importancia de su postura y la relación entre el cuello, la cabeza y la espalda, a lo que llamó “Control Primario”.
El éxito de su Técnica hizo que muchos colegas y médicos se interesaran y lo incentivaran a compartirla, creando así esta nueva tendencia, que le funcionó años después al sufrir de un parálisis cerebral del que pudo salir gracias a haber aprendido a tener control sobre sí mismo.
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