La enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia que afecta generalmente a personas de edad avanzada. Hasta hace poco se carecía de un conocimiento preciso acerca de esta afección, por lo que se hacía casi imposible contar con un tratamiento adecuado y eficaz.
Y hoy que se celebra el Día Mundial del Alzheimer te presentamos algunas señales que pueden despertar la alarma temprana de este padecimiento. Atento si tú o algún familiar presentan:
Pérdida de la memoria: Se presentan olvidos frecuentes de cosas que acaban de realizar.
Dificultades para hacer tareas habituales: Como, por ejemplo, el manejo de electrodomésticos sencillos.
Problemas con el lenguaje: Tienen inconvenientes para conseguir las palabras adecuadas para expresarse.
Desorientación en tiempo y espacio: Se olvidan fácilmente de la fecha y el lugar donde se encuentran.
Complicaciones en el pensamiento abstracto: Se ven imposibilitados de realizar cálculos simples.
Descolocan los objetos: Confunden los lugares de acomodo de ciertos objetos, pueden colocar un litro de leche en el clóset, por ejemplo.
Cambios en el humor: Repentinamente pueden estar muy contentos o enojados sin razón aparente.
Trastornos de personalidad: Pueden convertirse en personas inhibidas y hurañas.
Pérdida de la iniciativa: Su actividad diaria la van limitando a sólo mirar la televisión sin prestar atención a lo que los rodea.
¿Y su tratamiento?
El alzheimer es una enfermedad que no tiene cura. Es una patología de evolución lenta. Desde que aparecen los primeros síntomas hasta que se inicia una etapa de mayor gravedad pueden pasar años, dependiendo de cada persona, entre 5 y 20.
Por el momento no existe ningún tratamiento que revierta el proceso de degeneración que comporta esta enfermedad. Sin embargo, sí se dispone de algunos fármacos que pueden retrasar, en determinadas etapas de la enfermedad, la progresión de la patología.
Se utilizan los anticolinesterásicos o inhibidores de la acetilcolinesterasa, fármacos que elevan los niveles de acetilcolina en el cerebro. Tacrina, donepezilo y rivastigmina son los fármacos indicados en las primeras etapas de la enfermedad.
Con estos medicamentos se mejoran las fases iniciales y moderadas de la patología, retrasando el deterioro de la memoria y la atención. Este tipo de tratamiento se combina con otro sintomático, que se administra, a medida que el paciente va denotando diversos síntomas que acompañan al mal de Alzheimer, tales como la depresión, estados de agitación, alteraciones del sueño, o complicaciones más tardías del tipo incontinencia de esfínteres, estreñimiento, infecciones urinarias, úlceras provocadas por la inmovilidad o tromboflebitis.
La vacuna, AN-1792, se basa en una forma sintética de la proteína beta amiloide, proteína que conforma las placas en los cerebros de los pacientes con Alzheimer y estimula al sistema inmunológico para eliminar las placas ya formadas y evitar la aparición de otras nuevas.
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