La preocupación por la propagación del virus del ébola en el mundo le está dejando el camino libre a otro virus que amenaza con apoderarse poco a poco de la humanidad: la malaria.
Una muestra clara de esta amenaza que se ve opacada por el resurgimiento del ébola, es el caso del trabajador humanitario cubano Jorge Juan Guerra, quien murió de malaria después de que se le hicieran las pruebas para determinar si se había contagiado del virus del Ébola.
Las pruebas, que dieron negativas, se las hicieron apenas comenzó a mostrar síntomas. Pero cuando finalmente se le diagnosticó malaria y se inició su tratamiento, sus órganos comenzaron a fallar y murió, según informó este lunes el ministerio de Salud de Cuba.
La muerte de Guerra, voluntario de uno de los grupos de colaboradores cubanos que viajó a África occidental, pero no estuvo en contacto con enfermos de ébola, destaca la prevalencia del paludismo en la región.
Y sobre todo, como advierten algunos especialistas, que se trata de una enfermedad endémica cuyo combate podría verse amenazado por la crisis del ébola.
«Es comprensible que toda la atención de los trabajadores de la salud esté en el ébola«, dice la doctora Fatoumata Nafo-Traoré, quien encabeza la organización no gubernamental Roll Back Malaria (RBM) y acaba de visitar África Occidental.
«Las salas que solían estar llenas de niños con malaria se han convertido en zonas fantasmas«, asegura la doctora oriunda de Mali y considerada una de las mayores expertas en el tratamiento de la malaria.
En 2012, la malaria mató a siete mil personas en los tres países actualmente más afectados por el ébola: Liberia, Guinea y Sierra Leona. La mayoría de las víctimas fueron niños.
Aunque se trata de una enfermedad curable, la malaria provocó ese año cuatro mil muertes en Sierra Leona, dos mil en Liberia y aproximadamente mil en Guinea.
Ahora los tres países están luchando contra el virus del ébola y la doctora Nafo-Traoré teme que los recientes avances en la prevención de la malaria se vean afectados por esta crisis.
Uno de los mayores problemas es la similitud entre los primeros síntomas del ébola y la malaria.
Síntomas similares
«Los centros de tratamiento de ébola tienen un protocolo para tratar la fiebre con medicamentos contra la malaria porque el paciente puede estar sufriendo de ambas cosas a la vez» explica la doctora Nafo-Traoré, quien viajó por carretera desde Guinea a Sierra Leona a principios de este mes.
Agregó que ahora es común que alguien con fiebre no quiera acudir a los centros de salud para evitar ser recluidos en lugares donde también se atiende a pacientes con ébola. «Estamos trabajando en esos países para asegurarnos de que se realicen exámenes de malaria y se ofrezcan los medicamentos adecuados«.
La doctora destacó su preocupación por la debilidad de los sistemas de salud. «La comunicación tampoco es sencilla entre los 15 países de África Occidental».
«La gente está comenzando a organizarse». Informó que su viaje por carretera, vio puestos de control donde había gente tomándose la temperatura y lavándose las manos.
Respuesta lenta
RBM agrupa a más de 500 organizaciones. Se formó hace 16 años para coordinar los esfuerzos globales de gobiernos y organizaciones contra la malaria.
De acuerdo con sus cifras, Guinea y Sierra Leona cumplieron con los objetivos de distribución de mosquiteros, un arma crucial para proteger a los niños de los mosquitos que transmiten la malaria.
Los resultados en Liberia fueron menos positivos. Ahora los funcionarios de ese país intentan definir de qué manera pueden mejorar sus esfuerzos por contener la enfermedad, mientras intentan contener el brote de ébola.
La doctora Nafo-Traoré, recordó que «estos países han sido muy afectados por la malaria. Hace cinco años era todavía peor, el número de muertes se duplicaba. Todos coincidimos en que ningún niño debe morir de esta enfermedad, pues contamos con las herramientas para prevenirla y tratarla».
Continuó: «estábamos acostumbrados a ver camas de hospitales con tres niños a la vez, porque no había suficiente espacio. Ahora es complicado determinar quién tiene malaria y quién está muriendo como consecuencia de la enfermedad«. «Incluso si la situación se mantiene en el mismo nivel que el año pasado, será lo suficientemente grave. Estamos muy preocupados».
Nafo-Traoré asegura que «la gente está dejando de confiar en los médicos y demás trabajadores de la salud. Aún se mantiene la creencia de que son ellos quienes están transmitiendo el virus a la gente«.
Sin embargo, Nafo-Traoré alberga cierto optimismo por la respuesta que se le está dando a la crisis del ébola.
«Afortunadamente el mundo ha recibido una llamada de atención. La respuesta inicial fue demasiado lenta«.
Desde La Plaza/BBC Mundo/COM