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Cocina y energía

Ya hoy en día muy pocos no entienden que todo es energía, el universo es energía y que la energía también es pensamiento, o es mente, en la cocina todo es también energía, desde el fuego que se usa para transformar el alimento o cocinarlo, pasando por los movimientos que se hacen para revolver, saltear y hasta batir ingredientes genera energía que se transfiere al plato que se está cocinando, pero además el pensamiento y el sentimiento que el cocinero tiene al momento de cocinar termina reflejado como energías en la comida.

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Hasta un poco esotérico este tema, habrá quien ni lo cree, pero no me cabe la menor duda de que es así, por lo cual el cocinero debe intentar sentir amor al cocinar, debe importarle lo que siente el comensal al comer sus preparaciones y debe enfocar su pensamiento en transferir buenas energías o buenos deseos al que prueba su comida.

Partiendo de esa creencia, debemos entender que el cocinero en contra de lo que se ha hecho creer en vez de mal humorado y agresivo, debe ser paciente, enamorado de lo que hace y trabajar con alegría, demostrar respeto por sus ayudantes o compañeros de trabajo y por supuesto que debe importarle lo que el comensal piense o sienta al comer sus platos.

Una comida preparada con buena intención puede sanar enfermedades, malos humores y hasta alegrarle el día a cualquiera, una comida a la que se le ha puesto buenos pensamientos termina siendo un conjuro transformador.

Aun así hay quienes escépticos a esto  no son capaces de recibir con gratitud lo que viene impreso en la comida hecha con amor, son capaces de criticar hasta la buena intención pero lo que sí es seguro es que sin importar eso, el cocinero que cocine con buena intención logrará evolucionar espiritualmente y que quien reciba con gratitud una comida hecha con amor y buenos deseos podrá sentir las buenas energías que vienen incluidas en esos platos, podrá sanar, y hasta evolucionar también.

Todo es mente, y por ello es necesario que tanto el emisor como el receptor estén dispuestos a dar y a recibir lo mejor, lo bueno y lo positivo que significa pensar y sentir bien.

La cocina puede llegar a ser magia pura, poder infinito, pero todo depende de quién y cómo lo haga, y también de quien y como lo recibe, todo es cuestión de actitud.

DesdeLaPalza.com/Rómulo Hidalgo

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