«¿Por qué no progreso en mi entrenamiento?» «¿Que tengo qué hacer para mejorar?» «¿Por qué no adelgazo?» «¿Por qué estoy tan cansado?» Seguro que alguna vez te has planteado ésta u otras preguntas parecidas al ver cómo tu cuerpo no responde a lo que le pides. Tranquilo, hay solución. Y es tan sencilla cómo seguir estas sencillas cuatro reglas de oro para progresar en tu camino hacia el éxito.
1. Constancia: es la primera clave para que tu entrenamiento sirva de algo. Establece una rutina semanal y procura no saltártela por mucho que te tiente. Sobre todo en las primeras semanas, esto es fundamental. Crear un hábito es beneficioso para no ‘soltarlo’ tan rápidamente. Hay ‘trucos’ que te pueden ayudar, cómo hacerte una foto diaria para ver tu progreso o convencer a un compañero para que te acompañe y la ‘retes’. Si empiezas a entrenar, no lo dejes. Nunca.
2. Entrenamiento: es fundamental para observar un progreso en nuestro cuerpo. Una dieta adecuada, por si sola, no nos servirá más que para alimentarnos correctamente. Debido a nuestro nivel de vida sedentaria, tenemos que completar nuestra actividad diaria con un «poquito» de entrenamiento. Y ¡sorpresa! No es necesario ‘matarse’ en agotadoras jornadas de «gym»...
Andar 30 minutos al día, subir y bajar escaleras y dedicarle 30 minutos 3/4 veces por semana a un ejercicio moderado (antes que a uno más intenso) son las claves para ver una progresión y mejora en nuestro cuerpo. Todo lo que hagamos y que no hacíamos antes, suma. ¡Ojo! Si eres principiante comienza poco a poco para no lesionarte. Y recuerda consultar antes de comenzar con tu médico de cabecera.
3. Descanso: Una de las cosas que menos atendemos en nuestro día a día, sin duda, es el descanso. Y ya no sólo por las preceptivas 8 horas diarias para dormir que muy pocos de nosotros cumplimos, si no también por respetar los tiempos de ocio, relax, entrenamiento, espacio entre comidas… La clave, aparte de dormir bien (y en una buena cama) es dejar el suficiente tiempo de descanso para nuestros músculos (48 horas al menos) y no entrenar justo antes de irnos a dormir. Tan sencillo (y difícil de cumplir) como eso.
4. Nutrición: La última ‘pata’ de la silla, pero no por ello la menos importante. La OMS establece que un gran número de enfermedades actuales como la diabetes son causadas por nuestros malos hábitos al comer. Y por ello recomienda:
– «Reducir la ingesta calórica procedente de las grasas, cambiar las grasas saturadas por las insaturadas y eliminar los ácidos grasos ‘trans» que podemos encontrar en la panadería industrial.
– «Aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos», las famosas ‘5 piezas de fruta/verdura al día’, entre otras cosas.
– «Reducir la ingesta de azúcares libres» en todas sus formas, pero sobre todo la que añadimos a nuestros platos.
– «Reducir el consumo de sal (sodio), cualquiera que sea su fuente, y garantizar que la sal consumida esté yodada».
DesdeLaPlaza.com/MujerHoy / AMH