Recientemente, la Organización Mundial de la Salud reconoció que el cambio climático afectaría nuestra salud. Así que para el cambio climático es conveniente mejorar las defensas del organismo con una buena dieta antioxidante.
El sol es bueno pero de manera muy moderada. “La vitamina D ayuda a neutralizar radicales libres y los riesgos de enfermedades degenerativas. Veinte minutos de exposición al día son suficientes para mantener unos niveles aceptables de vitamina D”, señala la experta.
Además, los apasionados del chocolate tienen excusa para tomarlo, ya que ingerir unos 25 mg. al día ayuda a mantener unos buenos niveles de zinc, mineral que fortalece el sistema inmune, reduce la inflamación y es un buen antioxidante. También lo contienen la auyama, el germen de trigo y las ostras.
El café, siempre y cuando se tome de forma moderada, alrededor de tres o cuatro tazas al día, protege contra la diabetes, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y la de Alzheimer. Es preferible, no obstante, que sea natural, porque contiene más antioxidantes, mientras que el instantáneo es el que menos beneficios nutritivos aporta.
Una bebida indispensable es el té. “Contiene un importante contenido en catequinas, polifenoles de gran efectividad contra los radicales libres, además de tener propiedades anti-inflamatorias. La dosis recomendada es de seis a doce tazas diarias”, señala Paula Rosso. “El té blanco es el más antioxidante de todos, seguido por el té verde. En hojas tiene más propiedades beneficiosas que en bolsita”, añade.
En lo que respecta a la fruta, hay que añadir una manzana diaria a la dieta. “Todas las variedades de manzana (roja, verde y gala) son ricas en compuestos antioxidantes”, asegura la experta, que también recomienda el caqui. “Esta fruta, al igual que el persimón, es un poderoso arma anti radicales libres”, explica.
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