Es común escuchar que muchas personas, sobre todo niños, sufren de alergia al polen, a los animales o al polvo. Sin embargo, cada vez son más las personas que padecen alergia a la leche, al gluten, al huevo, al pescado… Cuando de alergias se trata la lista puede ser muy larga.
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En los últimos 20 años, se ha registrado un aumento en la incidencia de este tipo de alergias. “En los niños predomina sobre todo la alergia a la leche y al huevo, y en los adultos a los frutos secos y a las frutas”, advierte la doctora Carmen D’Amelio, especialista en Alergología e Inmunología Clínica de la Clínica Universidad de Navarra.
Los alimentos están compuestos por diferentes proteínas, algunas de ellas, con gran potencial alergénico. El sistema inmunológico de cada individuo será el encargado de reconocer una sustancia como “nociva” y reaccionar de forma exagerada a través de picores, ronchas, edema de labios o párpados, entre otros síntomas.
Las causas de las alergias aún no son precisas, pero pueden residir en múltiples factores como la genética, el momento en el que se introducen los alimentos o la frecuencia con la que se ingieren. Es fundamental consultar al alergólogo cuando comiencen los síntomas para que puedan iniciarse los tratamientos necesarios.
Las señales de una reacción alérgica pueden aparecer de forma inmediata tras la ingesta de un alimento (lo más frecuente) o tardar varias horas. Está reacción no depende de la cantidad ingerida sino de la sensibilidad a ese elemento.
Es posible que algunos niños superen la alergia al huevo y a la leche. “Se estima que a los cinco años, el 80% de los pacientes con alergia a la leche de vaca y más de la mitad con alergia al huevo logran superarlo de forma espontánea”, explica la doctora D’Amelio. Otras alergias, como a los frutos secos y al cacahuete, suelen perdurar en el tiempo.
En la vida adulta, pueden aparecer alergias a alimentos con los que anteriormente no había habido ningún problema. No existe un motivo concreto sino que depende del tipo de alimento, de su capacidad alergénica, de la frecuencia con la que se ingiere o también de otras alergias que el paciente presente. “Por ejemplo, una persona que tenga una alergia al polen podría presentar síntomas con frutas o verduras porque se produce una reacción cruzada frente a proteínas que están presentes tanto en el polen como en el alimento”, explica la doctora.
DesdeLaPlaza/CNN/ACR