Cada vez son más los hombres, mujeres y adolescentes que se ven atrapados en el consumo patológico de drogas fuertes, como la cocaína, heroína y sus derivados. Un problema social que no tiene distinción.
En relación con el consumo de sustancias estupefacientes, la psicoterapeuta familiar y también sexóloga, Aida Granadillo, sostiene que muchos jóvenes aprenden a fumar y tomar porque desde pequeños son incitados: los adultos les pedían que les encendieran un cigarrillo, buscaran o llevaran a terceros bebidas alcohólicas, compraran las sustancias, etc.
“Cuando un padre hace esto, está incitando a los pequeños al consumo”, sostiene Granadillo.
“El consumo de alcohol, cigarrillos y otras drogas en Venezuela se inicia a los 7 años y con consumo en casa”, asegura el último estudio de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA).
Asimismo, la doctora asegura que en tema de la prevención “la idea no es prohibir, sino crear conciencia, porque hay una serie de implicaciones que no solo afectan al individuo, sino a su entorno”.
Entre las recomendaciones para prevenir el consumo de sustancias tóxicas, la principal es la educación integral, seguida de la toma de conciencia para que el individuo sepa a qué puede llegar y elija entre hacerlo o no.
Granadillo sostiene que el consumo de drogas “no solo influye en la vida personal del individuo, sino que directamente afecta negativamente el ámbito laboral porque disminuye la productividad, causa ausentismo, incumplimiento de funciones, incapacidades laborales, reducción del rendimiento laboral y problemas en las relaciones interpersonales, enfermedades, accidentes laborales y otras”.
El consumo de tabaco, alcohol y drogas es un problema multi-causal, multi-dimensional que afecta el desarrollo humano y su entorno, entiéndase pareja, comunidad y trabajo.
En lo personal, afecta el autoestima y lesiona la voluntad de la persona, la salud física, produce ansiedad y depresión. Así como también aísla al consumidor de su entorno familiar-social, interfiere en la comunicación y altera los valores impidiendo “el cumplimiento del proyecto de vida”.
Recientemente, un grupo de científicos de la Universidad de La Coruña y de la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de la misma ciudad ha demostrado que estas adicciones disminuyen la probabilidad de contratación en un 58,4%.
El trabajo, publicado en la revista Applied Economics Letters, analiza el impacto del uso de drogas que crean dependencia en la posibilidad de ser seleccionado por una empresa.
Los investigadores han tenido en cuenta únicamente las “drogas clasificadas como de dependencia”. Los casos se refieren al consumo de heroína, de cocaína, de aquellas sustancias cuya base es la cocaína, y los consumos mixtos de ambos tóxicos.
Los autores consideran que desde un punto de vista socio-económico los resultados revelan el gran coste individual y colectivo que originan los problemas de salud y sociales asociados al consumo habitual de drogas ilegales.
“Es una productividad perdida, puesto que, en su mayoría, estamos hablando de población joven en edad de trabajar”, recalca la investigadora María Berta Rivera.
De acuerdo con Rivera, un inicio temprano en el consumo de drogas tiene efectos importantes en la empleabilidad futura.
El modelo probabilístico demostró que todas estas características del adicto reducen la probabilidad de que sea seleccionado para trabajar en una empresa, lo que permite a los expertos afirmar que es el consumo de drogas el que afecta de manera negativa a la probabilidad de encontrar un empleo.
Desde La Plaza / ONA – Agenciasinc / AM