Hay partes de nuestro cuerpo que en el pasado pudieron ser una herramienta indispensable para poder sobrevivir, hoy puede que sean un estorbo. Así es la evolución y la capacidad de adaptación de las especies y del mismo ser humano.
Por ello, a continuación, te dejamos cinco partes de nuestro cuerpo que nos sirvieron en el pasado para sobrevivir y que ya no nos son necesarios el día de hoy.
1.- El órgano Vomeronasal
El órgano de Jacobson, conocido también como órgano vomeronasal es un órgano auxiliar del sentido del olfato en algunos vertebrados, todos los cuales son tetrápodos. Algunos reptiles como las serpientes lo usan para oler presas. En humanos no parece que tenga función alguna, parece que no existe conexión neuronal con el cerebro pero aún es un tema de acalorado debate.
Es como tener un segundo olfato dentro de la cavidad bucal. Las serpientes captan con la punta de su lengua las partículas en suspensión y después las introducen en la calidad vomeronasal donde las neuronal sensoriales detectan las feromonas y otros compuestos químicos.
2.- Piel de gallina
Aunque la piel de gallina es un reflejo más que una estructura anatómica, es ampliamente considerado como un vestigio en los seres humanos. El reflejo pilomotor, se produce cuando el músculo que existe en la base de un folículo piloso se contrae, tirando del pelo. En las aves o los mamífero esto crea una capa aislante de aire caliente en una ola de frío, o una razón para un depredador que pensar dos veces antes de atacar. Pero el cabello humano es tan débil que es incapaz de cualquiera de estas funciones.
La piel de gallina en el ser humano puede, sin embargo, haber asumido un nuevo papel de menor importancia, vinculado quizás con las respuestas emocionales – sobre todo el miedo, la ira o el placer, por ejemplo, de escuchar música hermosa.
3.- Punto de Darwin
El punto de Darwin es una pequeña protuberancia cartilaginosa en la parte superior de la oreja que sólo una minoría de personas posee. Se hereda de padres a hijos con relativa facilidad por lo que en el pasado, debía de ser una cualidad de suma importancia.
El órgano parece ser el vestigio de una “articulación” que permitía orientar el pabellón auditivo hacia la fuente de sonido para así escuchar mejor, tal y como hacen algunos animales hoy en día. Cuando nos erguimos y pudimos orientar el pabellón auditivo girando el cuello, esta función se perdió.
4.- Cola ósea o coxis.
A día de hoy, el coxis ha asumido la función de servir de anclaje de los músculos que sostienen el ano, pero el coxis sigue siendo el signo más revelador de que en el pasado el ser humano tuvo una “cola”. Esta formado por cuatro vértebras rudimentarias que se han fusionado entre si en un solo hueso. Algunas personas llegan a tener hasta 5 segmentos óseos y en raras ocasiones algunos desarrollan una cola ósea vestigial.
5.- Muelas del juicio
La mayoría de los primates tienen y utilizan sus terceros molares. Sirven para ayudar a masticar el fibroso tejido vegetal. Las mandíbulas de los antiguos homínidos eran más largas que las nuestras y estos terceros molares les ayudaban a masticar el follaje y así compensar la incapacidad humana de digerir eficientemente la fibra vegetal.
Cuando la dieta humana cambió y comenzamos a cocinar los alimentos haciéndolos más blandos y masticables, nuestras mandíbulas se acortaron y nuestros terceros molares se quedaron sin espacio para nacer. El 35% de la gente ya no desarrolla las muelas del juicio y en unos cientos de años probablemente habrán desaparecido totalmente.
DesdeLaPlaza.com/La Voz del Muro/NCH