Las harinas blancas refinadas constituyen, según los nutricionistas, un riesgo para nuestra salud que deberíamos sustituir por carbohidratos más sanos y menos procesados, como es el caso del pan de semillas o integral.
Algo curioso que explicaba el diario británico Daily Mail en un artículo de 2011 es que a principios del siglo XX en Reino Unido casi todo el mundo consumía pan blanco porque se pensaba que el integral, y más natural, era símbolo de pobreza.
Ahora bien, expertos en medicina advierten que el consumo excesivo ocasiona daños a la salud, puesto que es un pan carente de minerales, fibra y vitaminas.
En nuestro día a día no nos limitamos solo a consumir harinas blancas refinadas en el pan o pan de molde. Las pizzas, los pasteles y muchas de esas bollerías industriales que incluimos en nuestro desayuno son elementos peligrosos que deberíamos empezar a restringir.
Aquí te explicamos qué efectos tienen para nuestra salud las harinas blancas refinadas.
Harinas blancas refinadas: una adicción que deberíamos controlar
Es posible que el enunciado te haya llamado la atención. ¿Son las harinas blancas un alimento adictivo? La realidad es que, a pesar de no darnos cuenta, lo son. Imagina que durante un mes entero dejaras de consumir estos alimentos:
- Pan blanco o de molde
- Galletas
- Pastas
- Pasteles
- Pizzas
- Macarrones o espaguetis
- Snacks
Podríamos decir sin temor a equivocarnos que las harinas blancas refinadas constituyen una pieza esencial en nuestra alimentación diaria, y algo que en ocasiones se nos escapa es que este alimento carece de valor nutricional.
Veamos ahora qué efectos tienen en nuestro organismo.
1. Aumento de peso
Si bien es cierto que no pasaría nada si nos limitáramos a consumir una pizza a la semana o un sándwich de pan blanco, el problema reside, tal y como te hemos indicado antes, en que gran parte de nuestra dieta cotidiana contiene un alto porcentaje de harinas blancas refinadas.
- Las harinas refinadas están formadas principalmente por hidratos de carbono que, cuando se ingieren, se convierten en glucosa.
- La glucosa, a su vez, eleva el glucógeno y obtenemos energía. Ahora bien, el problema de las harinas refinadas es que se digieren muy rápido. Es una energía muy breve que, además, provoca que la insulina aumente y se mantenga en niveles muy elevados en detrimento del glucagón la hormona producida por el páncreas, que se encarga de regular la cantidad de glucosa de la sangre.
- Poco a poco, sufriremos un aumento de las reservas de grasa en el organismo y, a su vez, se crea adicción, puesto que nuestro organismo nos demanda ese tipo de combustible: el presente en los dulces o el pan blanco.
2. Los alimentos con harinas blancas refinadas carecen de nutrientes
Te lo señalábamos al inicio. Mientras que las harinas integrales conservan el pericarpio (la cascarilla del grano), el germen y el endospermo, a las harinas blancas se les retiran estos dos últimos componentes.
- Se destruyen sus nutrientes esenciales.
- Se elimina la vitaminaB, esencial en nuestra dieta.
- Eliminamos la fibra, esencial para la salud intestinal y para obtener mejor los nutrientes de los alimentos.
3. Las harinas blancas refinadas tienen “componentes ocultos”
Con las harinas blancas refinadas sucede lo mismo que con otros muchos alimentos industriales: se les añaden componentes para potenciar el sabor y conservarlas.
- Las harinas procesadas pasan, además, por sistema de refinamiento donde se les pone un colorante “blanco”.
- Según el artículo citado anteriormente del Daily Mail, las harinas blancas refinadas contienen los siguientes elementos:
- Sal
- Soja
- Jarabe de maíz alto en fructosa
- Emulsionantes del sabor
- Conservantes
- Grasas trans (aceites emulsionadores)
4. Riesgo de padecer alergias
El consumo intenso de harinas blancas refinadas puede traer problemas digestivos e intolerancia al gluten. Además, lo que se ha visto en muchos casos es que todas aquellas personas que son grandes consumidoras de harinas blancas refinadas presentan una deficiencia de vitamina B.
- Según diversos estudios, se estima que un 20 por ciento de los adultos padece de deficiencia en B12. Esta carencia puede conllevar desde alergias hasta problemas cardíacos o digestivos.
- Otro dato que debemos tener en cuenta es que para la elaboración de estas harinas se utiliza un tipo de enzima llamada amilasa, la cual es conocida por causar asma.
- Es importante recordar también que, a la hora de cultivar trigo, para conseguir grandes cosechas se recurre a determinados fungicidas. Con ello, acabamos ingiriendo una harina con una determinada carga tóxica que, de acumularse en exceso, puede traer consecuencias.
5. Cansancio, fatiga y depresión
Los carbohidratos son “depresivos” naturales. Esto se debe a que su acción altera la química del cerebro y provoca cansancio, una sensación deprimente e incluso somnolencia.
Piensa que si desayunas, por ejemplo, un bollo o un sándwich de pan blanco, vas a tener hambre al poco tiempo. En poco más de media hora te sentirás cansado y falto de energías.
Es importante sustituir la harina blanca refinada por la integral: tendremos más nutrientes, regularemos el colesterol y, además, dispondremos de más energía y estaremos más saciados.
DesdeLaPlaza.com/IMujer/MB