Una donación de sangre puede salvar hasta tres vidas o más. Así de importante puede llegar a ser este acto voluntario, sin contar los múltiples beneficios para el paciente receptor o beneficiado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, dependiendo de los países, basta con que del 1% al 3% de su población sea donante para satisfacer la demanda.
Para aclarar dudas referentes al proceso, en el archivo informativo de La OMS existen 10 puntos clave al hablar de la donación de sangre y tener un panorama global de la situación y lo que ella representa:
- Las transfusiones de sangre permiten salvar vidas y mejorar la salud, pero hay millones de pacientes que no pueden acceder a tiempo a transfusiones seguras. Cada país debe asegurar que sus existencias de sangre sean suficientes y no estén contaminadas por el VIH, los virus de la hepatitis u otras infecciones potencialmente mortíferas que pueden transmitirse si la transfusión no se practica en condiciones seguras.
- En los países de ingresos altos, las transfusiones se utilizan principalmente en apoyo de diversas intervenciones invasivas y quirúrgicas, como operaciones a corazón abierto o trasplantes de órganos. En las naciones de ingresos bajos, en cambio, suelen ir destinadas más frecuentemente a complicaciones relacionadas con el embarazo y casos graves de anemia infantil. Puesto que la demanda de sangre es cada vez mayor, se dan con frecuencia situaciones de escasez. Se precisan más donantes de sangre para sustituir a los que se pierden cada año debido a problemas de salud, retiros y traslados.
- Se calcula que cada año se hacen más de 93 millones de donaciones de sangre, pero 50% de ellas tienen lugar en países en desarrollo o en transición, en los que vive cerca de 85% de la población mundial. La tasa media de donaciones de sangre en los países desarrollados es más de 13 veces mayor que en los países de ingresos bajos.
- La sangre donada se recoge en unos 8 mil centros repartidos por todo el mundo. Las donaciones anuales medias por centro son variables: 30 mil en los países de ingresos altos, 7 mil 500 en los países de ingresos medianos, y aproximadamente 3 mil 700 en los países de ingresos bajos.
- En 58 países 100% de la sangre procede de donantes voluntarios no remunerados. Desde que se inició la celebración del Día Mundial del Donante de Sangre en 2004, 111 países han notificado un aumento del número de donaciones voluntarias, pero en 45 países la sangre procedente de donantes voluntarios no remunerados representa menos de 25% del total.
- La tasa media de donación es de 45.4 donaciones por cada mil personas en los países de ingresos altos, frente a 10.1 por cada mil en los países de ingresos medianos y 3.6 por cada mil en los países de ingresos bajos. Para cubrir las necesidades de un país es necesario que 1% a 3% de su población sea donante, pero en 77 países la tasa de donación sigue siendo inferior al 1%.
- Sólo es posible asegurar existencias de sangre segura en cantidades suficientes mediante donaciones regulares efectuadas por donantes voluntarios y no remunerados, ya que este grupo presenta las tasas más bajas de prevalencia de infecciones de transmisión hemática. Esas tasas son más altas entre las personas que sólo donan sangre cuando un familiar o un miembro de la comunidad precisa una transfusión y alcanzan los niveles más elevados entre quienes donan sangre a cambio de dinero u otra forma de pago.
- La sangre donada debe ser siempre sometida a cribado para detectar el VIH, la hepatitis B, hepatitis C y sífilis antes de la transfusión. En 42 países (de los 173 países que presentaron informes en 2008) no toda la sangre donada se analiza para una o más de estas infecciones. Las pruebas no son fiables en muchos países por falta de personal, mala calidad de los kits, los suministros irregulares, o la falta de servicios básicos de laboratorio.
- La separación de los diferentes componentes de la sangre permite que una sola unidad de sangre beneficie a varios pacientes, proporcionando a cada uno de ellos únicamente la fracción que necesita. En los países de ingresos altos se fracciona aproximadamente 97% de la totalidad de la sangre recogida, frente a 63% en los países de ingresos medianos y a 28% en los países de ingresos bajos.
- A menudo se prescriben transfusiones sanguíneas aun existiendo tratamientos más sencillos y baratos que pueden resultar igual de eficaces. Esto hace que algunos pacientes se vean expuestos innecesariamente a riesgos de infección o reacciones graves causadas por incompatibilidad entre grupos sanguíneos. La aplicación de prácticas clínicas seguras es fundamental para asegurar que las transfusiones verdaderamente permitan salvar vidas, con un riesgo mínimo para el paciente.
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