Somos partícipes de problemas ajenos a nuestra vida, prestamos el oído y envenenamos el paladar para saborear el juicio. ¿Acaso no tienes tus batallas?
Toc, toc, abran la puerta. ¡Tengo la sentencia!
Las quejas de la intromisión son voces...
Somos partícipes de problemas ajenos a nuestra vida, prestamos el oído y envenenamos el paladar para saborear el juicio. ¿Acaso no tienes tus batallas?
Toc, toc, abran la puerta. ¡Tengo la sentencia!
Las quejas de la intromisión son voces...