«Me sentía desesperado. No hallaba qué hacer, por eso se me cruzó por la mente la idea de matarme», pero Antonio Gómez, de 48 años, no se limitó a pensarlo. Su matrimonio hacía aguas y la precaria economía familiar era cada vez más...
«Me sentía desesperado. No hallaba qué hacer, por eso se me cruzó por la mente la idea de matarme», pero Antonio Gómez, de 48 años, no se limitó a pensarlo. Su matrimonio hacía aguas y la precaria economía familiar era cada vez más...