Desde pequeña se inició en el canto y en 1942, obtuvo el primer lugar en un concurso organizado en el Teatro Baquedano de su Chile natal.
Esto le dio al oportunidad de viajar por todo el país y estar en contacto con la realidad social, por lo que asumió la izquierda como postura política y se dedicó a indagar en las raíces de la música popular.
Violeta viajó por varios países de Europa en la década de los 50 y a su regreso pasó por Francia, donde grabó temas del folclore de Chile para el sello musical Le Chant Du Monde.
En 1956 la designaron directora del museo de Arte Popular de la Universidad de Concepción. En 1964 organizó una exposición individual sobre su obra plástica en el Museo del Louvre (París).
También se dedicó a investigar sobre manifestaciones artísticas de su país y se encargó de difundir la expresión del pueblo campesino, plasmada en piezas musicales como Casamientos de negros (1955), Yo canto la diferencia (1961), Una chilena en París (1965), entre otros.
Durante esta época conoció al gran amor de su vida, el antropólogo y musicólogo suizo Gilbert Favre, con quien vivió en Ginebra. Él se convirtió en el destinatario de sus más importantes composiciones de amor y desamor: Corazón maldito, El gavilán, gavilán, Qué he sacado con quererte, entre otras.
Su partida
La muerte de Violeta Parra sorprendió a su familia y al mundo. Jamás imaginaron que la autora del tema “Gracias a la vida”, se suicidaría.
“Me falta algo, no sé qué es. Lo busco y no lo encuentro. Seguramente no lo hallaré jamás”, manifestó Violeta a un periodista luego del lanzamiento de su último disco.
El 5 de febrero de 1967 Violeta Parra uso un revólver para quitarse la vida, algunos aseguran que fue víctima de una profunda depresión.
DesdeLaPlaza.com/Telesur/RAL