Como suele ocurrir, y Trump es el más emblemático de los ejemplos, el canal rápido para garantizarse mediana popularidad, es la provocación. Sigue siendo grande el número de «audaces» que pisan esos peines y consagran, como un amor de verano, a las hileras de famosos express.
Yael Farache y sus cavilaciones, son la última novedad. Reapareció un día porque a alguien le resultó fascinante el tropel de ideas clasistas, racistas, discriminatorias, y obsesivas, que recitaba en un “selfie video”, de esos que ahora están tan de moda, especialmente en la gente que tiene poco auditorio, y unas ganas enormes de escucharse a sí mismos.
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Algo así como el taxista que aprovecha un alto en la jornada y le habla a su celular, sobre la dura situación que hay en el país, incluso llora. O el ingeniero que está en los Estados Unidos y sale a pasear con su perro, y raja lo más grande de sus compatriotas venezolanos que están en Miami. Monólogos que entregan al azar de las redes sociales, y terminan con millones de reproducciones.
Yael Farache además es bonita, y se le da bien lo flirtear con la cámara. Ya saben, estas blogueras, o tuiteras, o youtuberas, que da igual si hablan de la Estación Espacial, del ébola, del tour de Francia, siempre, impepinablemente, dejaran colar un pezón a través de una sutil transparencia, y un trozo de cadera adornada por el encaje del “hilo”.
Suponer que Yael Farache puede “posicionar matrices”, es casi tan naif como los propios intentos. Veamos, por ejemplo, lo que ella con oprobiosa honestidad dice de sí misma.
«Soy periodista. Escribo en Acapulco70 sobre todos los temas que me interesan. Escribo sobre política, soy de derechas. Posiblemente no encuentres ninguna otra página en español escrita por alguien de mi edad que defienda las posturas que defiendo yo. Varios de mis artículos sobre política se han hecho muy populares y no es raro ver a periodistas establecidos repetir cosas que dije aquí semanas o meses antes. Pero no escribo solamente de política. También me preocupa la ética, es decir, qué cosas se pueden hacer a nivel individual para llevar una vida mejor. Me preocupa la alimentación y la salud en general, y a veces también escribo artículos sobre estos temas».
Evidentemente Yael, que se siente española, se pasea poco por la sede del PP o por la Fundación de Aznar, la FAES, porque decir que “posiblemente no encuentres ninguna otra página en español escrita por alguien de mi edad que defienda las posturas que defiendo yo”. A puños, las hay. Y aunque dice que muchos de sus artículos han sido citados por “periodistas establecidos” (¿establecidos?, ¿dónde?, ¿en un país?, ¿en un medio?, ¿qué es, por dios santísimo un “periodista establecido?), la deslumbrante Yael no aporta ni un solito nombre, ni una solita fecha, ni un solito medio.
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Dice también que sus artículos, en concreto uno que tiene por título “Mis tetas, y yo”, “rompió internet”. El artículo en cuestión, escrito en el 2012, tiene trescientos y pico de comentarios a la fecha. Un número muy modesto para tanta glorificación. Claro que después que usted lee el infumable y eterno artículo, pues si que 300 comentarios es una cantidad que da para pensar. Hay trescientos idiotas, además de usted que lo hace por razones de trabajo, leyendo las disertaciones de una criatura que encabeza el artículo plantando sus dos tetas, que para eso son suyas y habla de ellas, como garantía irrenunciable de unas cuantas visitas, porque incluso ella sabe que sostener el interés en sus escritos, es cosa de santos más que de mortales.
Yael, que aporta datos sobre ella misma y no habla de su nacionalidad, o su origen, sino de su “etnia”, es judía; pero como hemos dicho antes, aunque vivió la mayor parte de su vida en Venezuela, su país de origen es España. Ya se sabe que todo judío viene de España, ¿no?.
Ella continua, y usted al leer esto, tiene que volver sobre sus pasos, la sintaxis no es la especialidad de Yael, y la coherencia parece que tampoco. Aquí va una cita textual, porque intentamos interpretarlo pero no hay manera:
“No creo en las bondades de la democracia (y en esto incluyo a las Repúblicas que son democracias indirectas). La igualdad es grotesca. Me gustan las jerarquías, el orden, la higiene y la civilización. Sin la discriminación es imposible el raciocinio y de la discriminación emanan todas las cosas que hacen a una sociedad libre y próspera. Desde luego que de fiesta ninguna suelo ser el alma. Leer Acapulco70 es un acto subversivo, pero por lo pronto sigue siendo legal, así que si lo vas a consumir que sea de un atracón”.
Es muy lindo que crea en la civilización y en la discriminación al mismo tiempo. Ella dice también que no cree en la democracia, pero cree en las jerarquías, y en el orden, pero al mismo tiempo su blog , “que no es un blog”, es un acto subversibo . Es decir, que alguien que cree en el orden, al mismo tiempo tiene sus escarceos con la subversión, aunque el propósito no quede claro. Capaz y lo aclara en algún video. A saber.
Yael Farache dice que “desayuna bebés” para conservar su belleza juvenil, y ante la pregunta que se hace a ella misma sobre su “Olor favorito”, confiesa que es “Clavo de olor y piel de naranja porque me recuerdan a mi abuela que siempre lleva ambos en su cartera”, cómo hacer para explicarle a Yael, la piel de naranja es esa dermis porosa, que suele atormentar a las mujeres por antiestética. Que su abuela, por judía que sea, no puede cargar piel humana en la cartera, y si la carga, y le gusta ese olor, quizás Yael tiene un problema, y es posible que comencemos a creer que en efecto desayuna bebes.
Por lo demás, Yael Farache podría ser una solitaria, que necesita preguntarse y contestarse, que quiere que creamos que tiene “un acento raro”, que copia y pega cosas que lee y recuerda, pero que evidentemente no entiende bien. Yael Farache es temeraria en general, predecible de pé a pá, y de verdad, excepto por la confesión del canibalismo que habría que mirar, es tan inocua como para que la dejemos en paz.
Bueno, los que puedan, y no usen la excusa absurda de una peligrosidad inexistente para volverle a mirar las tetas.
Aquí dejamos un link con el perfil que escribe Yael , o su amiga imaginaria, sobre Yael Farache: Yael Farache
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