Los pasajeros de un autobús en Philadelphia se quedaron atónitos cuando vieron subirse al vehículo a una niña de 4 años que, totalmente sola y de noche, quería comprar un refresco. El conductor llamó a la Policía en cuanto vio a la menor para avisar a unos padres que eran conscientes de que la pequeña se había ido de casa. No se presentaron cargos contra ellos.
Los niños y las niñas cada vez quieren ser independientes más jóvenes, pero lo vívido en Philadelphia sobrepasa los límites.
La niña, finalmente, se reunió con su madre en un hospital.
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