Tras el inconveniente con el ministro de Economía de Gran Bretaña, George Osborne, que se negó a responderle a un niño cuánto era siete por ocho, un grupo de investigadores señaló por qué es tan difícil contestar
“Tengo como regla en la vida no contestar”, respondió el ministro de Economía de Gran Bretaña, George Osborne, evitando, según la BBC, evitar caer en el mismo error que su antecesor Stephen Byers en 1998, quien respondió “54” y quedó en la lista de los grandes papelones del siglo. La respuesta correcta es 56.
Flurrish, una empresa que se dedica a investigar en educación, realizó pruebas que determinaron cuáles son las multiplicaciones que más les cuestan a los alumnos. La más complicada resultó seis por ocho (resultado 48), mal respondida por el 62,5% de los encuestados.
“Son esos números del medio los que los niños encuentran más difíciles, seis, siete, ocho y nueve”, dijo Mike Smith, director de Flurrish, a la BBC.
Sin embargo, cuando se trata de casos como el del ministro de Economía que se niega a responder o que lo hace mal, hay especialistas que hacen foco en cuestiones que exceden a la matemática pura: “Cuando pones a una persona en público y lo bombardeas con preguntas como éstas, estás creando una respuesta psicológica”, advierte Mike Ellicock, de National Numeracy.
Según el responsable de esa organización educativa británica, en esa situación “la gente no tiene la misma concentración”, y está presionada porque “están esperando que se equivoque”, por lo que considera que una situación de este tipo no resulta productiva para evaluar el aprendizaje real.
Desde La Plaza/Infobae/NCH