Aquella creencia de que al bostezar se oxigena el cerebro tiene ahora una nueva tesis: a través del bostezo se enfría el cerebro y hace que éste funcione mejor, pues aumenta la velocidad de respuesta.
Para llegar a esta nueva hipótesis, un equipo de investigadores de Nueva York y Viena experimentaron con voluntarios a los que les midieron la frecuencia con la cual se contagiaban el bostezo entre los peatones de Viena (Austria), de igual manera con los de Arizona (EEUU), en temporada de invierno y verano.
También se realizó una prueba mediante imágenes de personas bostezando y éstos debían comentar sus impresiones. Los resultados de la prueba señalaron que aquellas personas de Viena bostezaban más durante el verano, y en el caso de los de Arizona, lo hacen más en invierno.
Al hacer una comparación de los resultados, los investigadores descubrieron que si existe una exposición en una zona térmica óptima, cerca de los 20º centígrados, se aumenta el nivel de contagio del bostezo, y además, la eficiencia mental. Y en el caso de la exposición a temperaturas demasiado altas, como los 37º centígrados (Arizona) o demasiado bajas como en Viena con 0ºC, el contagio de bostezo disminuye.
Los investigadores informaron que se trata de un mecanismo subconsciente y su principal objetivo es mantener la temperatura cerebral. «A medida que el bostezo enfría el cerebro, sitúa a éste en una condición de homeostasis óptima que puede ayudarnos a reaccionar más velozmente en una situación de peligro o amenaza», indicó Jorg Massen, coautor de la investigación.
Los resultados del estudio indicaron que bostezar con demasiado calor o frío no tiene ninguna consecuencia en la eficiencia cerebral, así fue publicado en la revista Physiology & Behavior.
Desde La Plaza/ Noticias 24/ KH