La investigadora y diseñadora Shamees Aden diseñó unos zapatos con capacidad de autorrepararse y que, además, puede adaptarse una y otra vez al pie, ante cada pisada.
Para diseñar el prototipo, la científica inglesa trabajó junto al investigador Martin Hanczyc, profesor de la University del Sur de Dinamarca, en Odense, quien es una eminencia en los usos de tecnología celular.
El resultado fue un prototipo deportivo, generado con impresora 3D y a partir de tejido orgánico que funciona como una segunda piel. Si bien todavía hay mucho por mejorar, los especialistas aseguran que estará listo en los próximo 30 años y que luego podrá aplicarse a todo tipo de vestimenta.
Esta tecnología es posible gracias a las protocélulas, que son una forma de biología sintética, que «borra» la brecha entre lo inerte y la vida. Tiene la capacidad de fomentar la aparición de vida en productos químicos líquidos sin vida, que fueron fabricados artificialmente en un laboratorio.
El estudio de las protocélulas es aún reciente y por ende se encuentra lejos de haber alcanzado la perfección, sin embargo tiene el potencial de revolucionar el futuro de los materiales.
Las grandes empresas del calzado como Nike, Adidas, New Balance, Puma y Reebook están siempre atentos a las nuevas tecnologías. En sus laboratorios ya utilizan las impresoras 3D para la fabricación de sus prototipos que luego lanzarán al mercado.
La bio-tecnología es el próximo gran paso de para estos gigantes de la industria y tienen algo a favor: el costo de producción es alto, por lo que muy pocas tendrán la «billetera» apta para afrontar el salto hacia el nuevo paradigma, ¿quién ganará la carrera?
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