Charles Dickens amaba la Navidad, pero su más famoso personaje navideño, Ebenezer Scrooge, no era muy feliz por estas fechas.
El autor de «Un cuento de Navidad» nació en en el seno de una familia sin muchos recursos, pero a pesar de la falta de lujos, esta época del año era una de sus preferidas.
Pero el personaje de la historia más famosa de Dickens –que ha llegado hasta la actualidad en todo tipo de formatos, desde filmes hasta comics– no comparte la alegría que el autor sentía en estas épocas.
Scrooge es un anciano avaro y explotador que, en el relato, es visitado por el fantasma de su antiguo socio, Jacob Marley, y luego por los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura.
Todos los espectros le muestran los errores cometidos en su vida y le enseñan que estas fechas deben ser vividas con generosidad y buena voluntad. Y, a pesar de la redención final de su personaje, muchos lectores del autor británico nacido en 1812 se han preguntado qué lo llevó a crear un Scrooge tan desalmado.
La respuesta a la pregunta inicial se encuentra en 1843, el año en que el escritor redactó y publicó su obra.
«Más allá de su pobre infancia, Dickens realmente amaba la Navidad«, explica Louisa Price, curadora del Museo Charles Dickens en el centro de Londres. «Él creció con todas estas tradiciones y luego las trasladó a su propia familia», añade Price, quien recuerda que el escritor era conocido por realizar trucos de magia para asombrar a sus hijos y a otros espectadores en las fiestas y reuniones sociales.
Pero en 1843 el gobierno británico publicó un informe sobre la gravedad del trabajo infantil en el país.
La curadora del museo señala que Dickens estaba furioso por esta situación y pensó, como primera reacción, escribir un panfleto utilizando su vasta experiencia como periodista político. Pero luego cambió de parecer:
«Le escribió a un amigo diciendo que en lugar de un panfleto escribiría algo en Navidad que tendría 20 veces más fuerza«.
Ese mismo año Dickens visitó a su hermana en Manchester y aprovechó esos días para encontrarse con representantes de organizaciones de caridad que ayudaban a las clases más desposeídas en esa ciudad industrial. También en 1843 recorrió uno de los colegios más pobres de Londres, dedicado a educar a los jóvenes destituidos de la capital inglesa.
«Cuento de Navidad» fue un éxito desde su publicación, seis días antes de la Navidad de 1843, las 6.000 primeras copias habían sido vendidas antes de la víspera navideña.
Además de lo atractivo de su personaje principal y del final esperanzador, el éxito de esta obra de Dickens se asienta también en el uso de los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura.
«En una época del año donde es tradición entre las comunidades el contar historias de fantasmas alrededor del fuego, Dickens escribió su historia sabiendo que sería leída en voz alta», señala Price. Según la curadora del museo, «Cuento de Navidad» es un relato increíblemente accesible a todas las generaciones que puede, incluso, alejarnos del consumismo tan propio de nuestro siglo.
«El relato refleja algunas de las cosas que amamos y celebramos en estos días«.
La obra de Dickens ha sido adaptada y reversionada para todo tipo de audiencias. En el cine ha sido interpretada como una historia clásica pero también ha sido ambientada en el presente. Aunque Price considera que muchos de los elementos más perturbadores del escrito original se diluyeron tras tantas adaptaciones.
DesdeLaPlaza.com/BBC/LDJ