En el mundo existen lugares donde -según estadísticas y estudios de todo tipo- demuestran que se vive mejor, hay más oportunidades para todos y donde «todos viven felices», pero en lo personal considero que son solo campañas para atraer a posibles víctimas. Sí, así como lo lees, víctimas, incautos, ilusionados con la promesa de un mejor porvenir y oportunidades, nos desesperamos por irnos a esos supuestos lugares fantásticos donde nos esperan con alfombra roja, y resulta ser que nos estamos lanzando por el barranco sin darnos cuenta.
Está demostrado, y no por estudios científicos sino por experiencias reales y contadas por conocidos, que decidieron dejarlo todo en busca de mucho más y salieron con las tablas en la cabeza.
Este tipo de ofertas engañosas nos llaman a reflexionar antes de actuar.
Una gran amiga personal, a la cual llamaré «María» para proteger su identidad real, se marchó de casa con su maleta llena de ilusiones, todo iba bien al punto que consiguió trabajo, muy rápido, debido a su excelente currículum, un sueldo muy tentador en moneda extranjera, pero (de nuevo el bendito pero) en su ambiente de trabajo y en un plano general, la situación no va como ella pensó, existe una atmósfera muy tensa, chisme a tal punto que no confía en nadie y lo piensa dos y tres veces antes de salir a su faena diaria, ha vivido el racismo y su círculo de amistades es mínimo.
Otra anécdota que me cuenta «Pedro» es que decidió emigrar con toda su familia, viven alquilados. Él y su esposa trabajan más de 12 horas al día y el dinero que ganan alcanza para cancelar el alquiler, servicios básicos, escuela y comida. «Pedro» tiene dos trabajos y casi no ve a su familia en el día porque cuando sale a trabajar ellos aún duermen, cuando está de regreso ya están por irse a dormir, llega tan agotado que no le provoca otra cosa que irse a la cama, ha perdido mucho peso y su voz alegre, su visión de vida y su optimismo han sido moldeados por la dura jornada día a día, y es que su vida dio un giro de 180 grados, que él mismo dice «jamás pensé vivir así, pero ya estoy aquí, tengo que seguir».
Dos personas que emigran en busca de oportunidades para poder mejorar su calidad de vida, pero desde un punto de vista externo pareciera que resultó ser todo lo contrario, no todo será malo en sus vidas en este momento, pero por inercia y posiblemente su subconsciente los traiciona, cuando nos comunicamos, me cuentan de lo duro que es su inicio en sus nuevas vidas y que no se esperaban algo parecido.
Por este tipo de experiencias es cuando más debemos ser sabios y responsables, poner en una balanza todo lo que nos rodea y todo lo que nos puede esperar cuando estamos por decidirnos a dejar el pelero, sabemos que todo inició es difícil, más aún en un lugar que es totalmente nuevo para nosotros, pero ¿cree usted necesario un sacrificio tan grande como el apostar el todo por el todo? ¿Y si resulta que lo hemos puesto todo sobre la mesa y la mano del destino decide quitárnoslo? ¿Dónde quedamos? ¿Qué hacer en ese momento?
Para evitar estos momentos desagradables, debes tomar en cuenta cada uno de los detalles que hoy tienes dentro de tu entorno, evaluar qué es lo que te espera y si de verdad eso quieres para ti.
No puedo hacer otra cosa más que desearte que la decisión que tomes sea la mejor para ti y los tuyos, que tu futuro sea brillante y que no olvides tus raíces, tu país siempre te esperará con los brazos abiertos.