Los científicos anticipan un futuro de «aeronaves que se curan a sí mismas» y aseguran que la tecnología que lo hará posible estará en uso en la aviación comercial en los próximos cinco a diez años.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, se dedicó al desarrollo de un material especial que hace posible el proceso.
Y se inspiraron en la manera en la que el cuerpo humano cura sus heridas cuando se produce un corte en la piel y la sangre se solidifica para formar una cáscara o costra.
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Este método podría cambiar radicalmente los procesos de mantenimiento obligatorios en la industria de la aviación. A partir de este principio, los científicos diseñaron diminutas microesferas que contienen un líquido «cicatrizante» y que se colocan dentro del carbono del que están hechas las partes del avión.
Daño y reparación
Estas esferas, tan pequeñas que se ven como si fuera polvo, se intercalan en los pliegues del ala del avión o sobre el fuselaje.
Cuando sufren algún tipo de daño -como el impacto de un ave durante el vuelo-, las bolitas estallan para liberar el líquido que contienen, que rápidamente se solidifica.
Este proceso de endurecimiento del material ocurre cuando el líquido entra en contacto con una sustancia catalizadora, que está presente en las alas y el fuselaje mismo.
La temperatura juega un papel adicional en el proceso de reparación automática, que puede tardar un par de horas en el calor o demorar más en climas fríos.
DesdeLaPlaza.com/BBC/AMH