¿Quién les dijo que leer es aburrido?
Los libros son una herramienta maravillosa que nos hacen viajar sin movernos de la silla. Sujetos vivos, leales compañeros de viaje, objetos con alma que despiertan nuestra imaginación y nos hacen pensar, conocer y descubrir secretos y lugares que jamás hubiésemos imaginado que existían.
Leer por placer es uno de los hábitos más saludables que existen, pero ¿por qué a veces nos cuesta agarrar un libro y sentarnos cómodamente a leerlo?
Apuesto que durante su infancia, más de una vez sus padres les castigaron quitándoles la televisión o los videojuegos. “Anda a leer”, es una frase que no debe resultar extraña para ustedes.
Segurito que en la escuela o en el liceo les obligaban a leer libros gigantes como un ladrillo en tiempo récord, sin preguntarles si les gustaban o no, y luego les hacían un examen o les mandaban a hacer un trabajo. ¿Y qué pasaba si ese libro en particular no les resultaba atractivo? Se les ponía la vida difícil pensando en que podían rasparles la materia.
Entérense de algo: los libros no tienen la culpa de que nosotros los adultos pensemos que son una obligación o un castigo.
Son miles de millones de libros los que existen en el mundo. Alguno de ellos es el libro perfecto para ustedes y les garantizo que en algún lugar está esperándoles para que se lo lleven a casa.
Uno de esos lugares es El Techo de la Ballena, un café librería de la Alcaldía de Caracas que se encuentran en pleno centro de la capital, ese lugar tumultoso que jamás duerme. Ahí, cerquita de la Plaza Bolívar, entre las esquinas Gradillas y San Jacinto, pueden pasar un rato distinto disfrutando de un postre, de una café y hasta de una cerveza artesanal mientras les abraza una inmensa biblioteca con cientos de libros maravillosos.
¿Por qué se llama El Techo de la Ballena? Porque en 1961 nació en Venezuela un movimiento cultural de vanguardia que reunió a muchos de nuestros más grandes artistas como Adriano González León, Salvador Garmendia, Juan Calzadilla, Francisco Pérez Perdomo, Efraín Hurtado, Caupolicán Ovalles, Dámaso Ogaz y Edmundo Aray. ¿Qué buscaban estos artistas? la renovación cultural contemporánea del país, inspirados en el surrealismo.
En su honor se abrió este lugar donde se encontrarán con un ambiente relajado, plagado de tertulias interesantísimas y entre una ronda y otra podrán descubrir, sin presiones odiosas, un libro en especial que seguramente se convertirá en su próximo compañero de viaje.
DesdeLaPlaza.com/Gipsy Gastello
@GipsyGastello